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domingo, 17 de marzo de 2013

Denis Avey, el hombre que quiso ir a Auschwitz

Denis Avey combatía en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial cuando fue herido y capturado por los alemanes y trasladado al campamento para prisioneros de guerra británicos que se encontraba junto al campo de concentración de Auschwitz.

Por ser prisionero de guerra estaba "protegido" por el Convenio de Ginebra, por el cual los nazis no podían torturar a los prisionero de guerra y debían tratarlos con humanidad, algo que no conocieron los más de seis millones de judíos que fueron aniquilados en los campos de concentración y exterminio.

Denis era entonces un joven pelirrojo con un grado de valentía que lo llevo a hacer cosas extraordinarias, de las que hasta ahora no había hablado nunca.

Su plan era descubrir qué pasaba detrás de los muros del campo de Auaschwitz para después informar a la Oficina británica de Guerra, a través de cartas codificadas que le mandaría a su madre. Pero para ello necesitaba verlo con sus propios ojos.

Se intercambió por un día con un preso judío con el que había trabajado y en el que confiaba. Se intercambiaron en dos ocasiones antes de que el prisionero judío muriera en la cámara de gas.
Estaba seguro que era un hombre decente y que cumpliría lo acordado. Nos intercambiamos la ropa. La de él estaba inmunda, llena de piojos y quién sabe qué más.
Avey no olvidó aquella noche:
La sensación que tuve no se puede comparar con nada en el mundo. Era el infierno en la Tierra. Fue horrible. Por la noche, el hedor era insoportable. Se oían gritos. No pude dormir en toda la noche. Auschwitz era un lugar diabólico de donde nacía el mal. Había una presencia maléfica que impregnaba todo.
Ernest Lobethall
Denis Avey conoció a otro prisionero, Ernest Lobethall, al que ayudó pasándole de contrabando uno de los bienes más preciados en un campo de concentración: cigarrillos.
Los cigarros eran más valiosos que el oro en Auschwitz. Era dinero virtual. No tenían precio, eran como una pastilla de jabón, que valía una fortuna. Conseguí 200 cigarrillos que le fui entregando poco a poco.
La BBC averiguó que Ernest Lobethall fue liberado tras la derrota de Hitler y que falleció en 2001 a los 67 años y pudo encontrar a Susan, la hermana de Ernest, para que conociera a la persona que ayudo a su hermano.

Gracias a este encuentro, Denis Avey supo cómo unas cajetillas de cigarrillos le ayudaron.
Las suelas de mis zapatos habían empezado a romperse así que cambié dos paquetes de tabaco por unas nuevas, lo que me ayudó a aguantar la Marcha de la Muerte en 1945.
Tristemente, el encuentro tuvo lugar demasiado tarde para Ernest, quien murió sin saber el nombre del soldado al que le decían "Pelirrojo", cuya valentía le salvó la vida.



Para saber más:
BBC
Daily Mail
Haaretz

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