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lunes, 23 de marzo de 2020

El héroe del bosque Hürtgen

El 7 de octubre de 1994, la 22nd Infantry Regiment Society norteamericana dedicó un monumento a un soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial. El monumento se encuentra en las proximidades de la entrada al cementerio militar en Hürtgen, Alemania, el lugar de descanso final de más de 2900 soldados alemanes.

El monolito homenajea al Teniente Friedrich Lengfeld, un oficial del ejército alemán, que perdió la vida tratando de salvar a un soldado estadounidense herido. Este es el único monumento conocido para un soldado del ejército alemán erigido por antiguos soldados estadounidenses, para honrar un acto de valentía llevado a cabo por un soldado alemán, que en ese momento, era el enemigo.

El 12 de noviembre de 1944, el teniente Friedrich Lengfeld estaba al mando de una compañía alemana de fusileros de la 275.ª división de infantería, que se encontraba asediada. Como la mayoría de las unidades en ambos bandos, había sufrido un importante número de bajas. Esa mañana, temprano, se escuchó a un soldado estadounidense herido que llamaba desde el medio de un campo de minas alemán en tierra de nadie. "Ayúdenme", gritó el hombre. Su unidad se había retirado y ningún soldado de los EE.UU. Estaba lo suficientemente cerca para escucharlo.
Lengfeld dio orden a sus hombres de no disparar si los estadounidenses volvían a rescatar al hombre herido. Pero nadie vino.

La voz debilitada del soldado se escuchó durante horas. "Ayúdenme", llamó una y otra vez. Aproximadamente a las 10:30 de esa mañana, Lengfeld ya no pudo soportar los lamentos del pobre soldado y formó un escuadrón de rescate, ataviados con chalecos y banderas de la Cruz Roja, y condujo a sus hombres hacia el estadounidense herido.

Al acercarse al soldado Lengfeld pisó una mina terrestre y los fragmentos de metal le causaron gravísimas heridas en su espalda. Ocho horas después, en el puesto de Primeros Auxilios en Froitzheim Lengfeld muere por sus heridas. El héroe del bosque Hürtgen tan solo tenía 23 años.

La identidad del soldado estadounidense sigue siendo desconocida.

La Batalla del Bosque de Hürtgen fue una de las batallas más largas que se libraron en la Segunda Guerra Mundial. Duró desde septiembre de 1944 hasta febrero de 1945 y costó a los estadounidenses unas 33.000 vidas y alrededor de 28.000 a los alemanes.

Esta historia está basada en el relato de un testigo ocular, el soldado Hubert Gees, que sirvió como enlace de comunicaciones del teniente Friedrich Lengfeld y que asistió al acto de inauguración del monumento a su oficial.

La inscripción (en inglés y alemán) dice:

Nadie tiene mayor amor que el que 
entrega su vida por su enemigo.

EN MEMORIA DEL TENIENTE FRIEDRICH LENGFELD

2 ° CO., FUES. BN., 275. INF. DIV.

Aquí en Huertgen Forest el 12 de noviembre de 1944, el 
teniente Lengfeld, un oficial alemán, dio su vida 
mientras trataba de salvar la vida de un 
soldado estadounidense que yacía gravemente herido en el 
campo minado de "Wilde Sau" y solicitaba asistencia médica.

COLOCADO EN ESTE LUGAR EL 7 DE OCTUBRE DE 1994

LA SOCIEDAD DE LA VIGÉSIMA SEGUNDA DE 
INFANTERÍA DE LOS ESTADOS UNIDOS 
- SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

"Hechos no palabras"


Friedrich Lengfeld descansa en el cementerio de guerra en Düren - Rölsdorf.

Para saber más:
1st Battalion 22nd Infantry
War History online
Argunners
WW2 in Color
Traces of War
Mapio

8 comentarios:

  1. Que gran historia, me ha emocionado. Realmente la guerra es algo terrible en dónde hasta los ganadores pierden, y mientras unos sacan lo peor de sí mismos, otros sacan lo mejor. Y eso último es lo que le pasó al teniente Friedrich.

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  2. Maravillosa Historia querido Juanjo. Nos sirve para seguir creyendo en el ser humano. Hay seres que están por encima de muchas cosas debido a sus principios ,que ejercen ,incluso en situaciones más que adversas, cueste lo que cueste. Salud y memoria al teniente Friedich!
    Gracias a ti Juanjo por hacerlo revivir para nosotros.
    Impecable artículo.
    Abrazos infinitos.

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    Respuestas
    1. La crudeza de la la guerra siempre deja un pequeño resquicio para la esperanza.
      Besos y abrazos

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  3. Una historia digna de ser contada y siempre recordada

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