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domingo, 30 de octubre de 2022

El submarino que luchó bajo tres banderas

El submarino italiano Luigi Torelli, de la clase Marconi, entró en servicio en 1940 y su primera travesía de guerra le llevó a atravesar el estrecho de Gibraltar para dirigirse a la base de submarinos de Burdeos. Desde allí realizó patrullas alrededor de las islas Azores durante las cueles hundió seis barcos aliados.

El submarino que luchó bajo tres banderas

En la noche del 3 de junio de 1942, a 70 millas del cabo de Peñas, fue atacado por un avión aliado. Los daños sufridos durante el ataque obligaron al comandante Augusto Migliorini a dirigirse a la costa española y terminó embarrando cerca del cabo de Peñas debido a la niebla y las malas condiciones del sumergible. Finalmente rescatado el gobierno español (por entonces neutral) tan solo le autorizó una estancia de 24 horas al tratarse de un navío perteneciente a una nación beligerante.

Como resulta complicado evaluar los daños y repararlo los italianos solicitan más tiempo pero el ministerio de marina español les advierte que si el submarino no sale de aguas españolas antes de las 24:00 h del 6 de junio quedará internado en España hasta el fin de la guerra. Apurando el plazo, el Luigi Torelli sale a la mar.

El submarino que luchó bajo tres banderas
Al día siguiente, el 7 de junio en las proximidades de San Pedro del Mar (Santander), a las 07:00 h de la mañana, el submarino es atacado por dos aviones ingleses con ametralladoras y bombas de gran potencia. Aunque no es alcanzado, nueve de sus marineros caen al mar y logran alcanzar la costa a nado donde son atendidos por los pescadores de San Pedro y la Cruz Roja

Con su submarino aún en malas condiciones y sin posibilidad de sumergirse, el comandante italiano decide volver a vararlo. La tripulación no imprescindible pudo desembarcar y alojarse en varias fondas del Sardinero. Los marineros solo estaban a bordo mientras se realizaban los trabajos de reparación. El día 8 se decide trasladar el submarino al muelle Gamazo para reparar las hélices, que se encontraban en muy malas condiciones. Tras ser revisado por un ingeniero naval español se solicita que permanezca diez días, como mínimo, para las reparaciones.

El submarino que luchó bajo tres banderas
Como el submarino debe pasar mucho tiempo en puerto español finalmente queda internado en territorio español y el día 14 de julio se decide trasladarlo a la dársena de Maliaño, en la Bahía de Santander, hasta que acabe el conflicto. En las maniobras de traslado, el Luigi Torelli se evadió de la Armada española fingiendo hacer unas pruebas de motores. 

Tras llegar a la base de Burdeos el submarino fugado tuvo que permanecer seis meses en reparación tras lo cual volvió navegar para dirigirse hacia las costas de Brasil en la que sería su última patrulla de combate. El 21 de febrero de 1943 volvió a ser atacado por aviones aliados y obligado a regresar. Reconvertido como un transporte y asignado al mando alemán, aunque con tripulación Italiana, el 14 de junio pone rumbo a Japón con un cargamento de mercurio y armas, así como con un experto en comunicaciones. Cuando llegan a Singapur el día 31 de agosto la tripulación se entera de que Italia ha capitulado ante los aliados y pasa a formar parte de la Kriegmarine alemana como el UIT-25. Pasando por la 12ª y 33ª flotillas. La tripulación italiana es internada en campos de prisioneros salvo unos cuantos que deciden unirse a los alemanes.

El submarino que luchó bajo tres banderas
Cuando en mayo de 1945 Alemania se rinde el submarino queda en poder de los japoneses que lo renombran como I-504. Con los japoneses se anota su última victoria con el derribo un bombardero B-25 y continuó luchando hasta la capitulación del Imperio del Japón. Capturado por los estadounidenses en Kobe, fue enviado al fondo del mar en el estrecho de Kii en abril de 1946. La azarosa historia del Luigi Torelli, le llevó a servir con bandera italiana, alemana y japonesa.


domingo, 23 de octubre de 2022

La caza del Zorro del Desierto

En el otoño de 1941, el general alemán Erwin Rommel había alcanzado, en el norte de África, un renombre que rayaba en la leyenda.

Caza del ZorroEntre sus enemigos británicos existía una gran admiración por Rommel y sus hazañas en el desierto. En apenas dos meses había cambiado radicalmente el curso de la guerra en África, obligando a sus enemigos, al mando del general Archibald Wavel, a replegarse y luchar a la defensiva. Por ese motivo Wavel fue sustituido por Claude Auchinleck.

Mientras el general Alan Cunninham quería organizar un osado plan: Asesinar a Rommel, previamente a una ofensiva británica preparada para el 18 de noviembre. De este modo pretendía crear la mayor confusión posible entre las tropas del Afrika Korps. Para ello varios oficiales presentaron un audaz y temerario plan.

Se conocía que el cuartel general de Rommel se encontraba a más de 300 kilómetros tras las líneas alemanes, en Sidi Rafa, a 18 kilómetros de la costa. Así que por el mar o el camino que iba paralelo a la costa se podría atacar las instalaciones y acabar con Rommel. La idea fue aprobada y dio comienzo a la "Operación Filipper" para cazar al Zorro del Desierto. Que se realizaría previamente a la ofensiva del 18 de noviembre. Al frente de la operación se puso a un gran aficionado a la caza del zorro. El Mayor Geofrey Keyes.

Caza del Zorro
En la operación participarían tres destacamentos. El primero, a las ordenes de Keyes, iría a la casa de
Rommel, alejado unos 500 metros del cuartel general. El segundo, al mando del teniente Souhterland, realizaría el asalto al cuarte general italiano y el tercero se encargaría de sabotear las comunicaciones. Los submarinos Tobray y Talisman se encargarían de transportar de las tropas.

El viernes 14, en la noche, zarpan los submarinos mientras los hombres de Keyes destapan unas botellas de champán. Entrada la noche el tiempo empeora y los británicos deben desembarcar. Lo que sería un desembarco rápido el mal tiempo lo convierte en seis largas horas que hacen que solo logran desembarcar poco más de la mitad. El sábado 15 ya están en tierra y ocultos.
Al anochecer del 16, se encontraban a 8 kilómetros de Sidi Rafa, deciden pernoctar en una caverna desde la que pueden divisar las casa de Rommel, una vivienda de dos plantas. El 17, a media noche, comenzaría la "Caza del Zorro".

Llegó la media noche y los comandos se dirigieron a sus respectivas misiones.: Tres soldados inutilizarían la central eléctrica y 5 les esperarían vigilantes. El resto controlaría las cabañas cercanas.
Se arrastraron a una de las puertas de la casa de Rommel y entraron. En el hall se encontraron con que una de las puertas se abría y aparecía un soldado alemán al que eliminaron rápidamente que provocó un gran estrépito al romper un jarrón de cristal en su caída. Keyes decidió actuar con rapidez y entró en la habitación donde estaban sentados un grupo de soldados. Lanzó una granada al interior pero una ráfaga de ametralladora lo alcanzó (no se sabe si fue una ráfaga alemana o de uno de sus propios hombres). Su sacrificio había sido inútil, Rommel estaba muy lejos de allí. El resto de los comandos logró huir pero pronto fueron capturados. Solo dos lograron volver a sus líneas tras una larga travesía por el desierto.

Cuando Rommel se enteró, ordeno que Keyes fuera enterrado con honores, dejando sobre su tumba una corona con una nota que decía: "En nombre de Erwin Rommel". El general alemán dijo sobre la incursión:
"Fue una operación brillante y de gran audacia"
Por la acción de los comandos Keyes recibió la Cruz Victoria.

Para saber más:
La Segunda Guerra Mundial, de ed. CODEX
El País
Wikipedia
Diario de Guerra
David López Cabia
Factoría Histórica

domingo, 16 de octubre de 2022

Las marcas de la victoria

Contabilizar las victorias ante el enemigo ha sido una práctica común desde la prehistoria, ya sea en una pintura en una cueva, una "muesca" en la culata de un arma de fuego o un símbolo pintado en un avión.

Las marcas de la victoria
Durante la Segunda Guerra Mundial, junto al Nose Art, el uso de marcas en el costado de los aviones era algo muy extendido, al igual que en navíos o vehículos terrestres. Esta costumbre se heredó principalmente de los escuadrones aéreos de la Gran Guerra que registraban las muertes en combate o los derribos en un tablero ubicado en la base de operaciones y que mostraba la insignia (escarapela) del enemigo derribado. Estos símbolos fueron evolucionando con el tiempo, variaron en estilo y fueron realizados en gran parte por los pilotos y el personal de tierra para aumentar la moral y llevar la cuenta de las acciones y victorias durante la guerra

Las marcas de la victoria
Estos símbolos se encontraron en casi todos los tipos de aviones durante todo el conflicto y se han mantenido hasta la actualidad. Desde bombarderos y cazas hasta transportes, todas estas aeronaves exhibieron estas marcas, así como las de misión. Aunque no todas las misiones o victorias se contabilizaron a través de estas marcas, estos símbolos cuentan una parte importante de la historia del avión y sus tripulaciones

Los aparatos aliados solían llevar estas marcas pintadas en el costado, próximos a la cabina del piloto, mientras que los pilotos de caza alemanes los situaban en la cola del avión. Es destacable que en su marcas distinguían con una flecha hacia arriba si el derribo se había producido en el aire y hacía abajo si la destrucción fue en tierra.

Las marcas de la victoria
No hay duda de que para un As de caza estas marcas eran de gran importancia, ya que señalaban sus logros en combate. Una victoria en el combate había que contarla y contabilizarla. Para ello, lo corriente era exhibir la insignia o marca nacional del enemigo para marcar el derribo. Se usaban las esvásticas, banderas imperiales japonesas, estrellas rusas, fasces romanas, banderas estadounidenses o cualquier símbolo que pudiera representar las victorias, como los anillos blancos que marcaban en sus cañones los servidores de los cañones o blindados alemanes. Resulta curiosa la historia del piloto estadounidense Louis E. Curdes que tiene en su haber el derribo de un avión de transporte C-47 de los suyos y que ya contamos en otro artículo.

Cuando durante las misiones se destruían elementos del enemigo como tanques, puentes, navíos o un tren, todos ellos eran representados con su correspondiente silueta. 

Las marcas de la victoria
Las marcas de misión de bombardeo se indicaban dibujando en el fuselaje una bomba para cada misión que variaba en forma tamaño y diseño. Una estrella indicaba que el aparato había sido líder en la misión. En el caso de las misiones de protección a los bombarderos a la bomba se le solía colocar un paraguas que también podía aparecer solo. Para marcar las escoltas se usaba un sombrero de copa con un bastón. Si un caza llevaba pintada una escoba significaba que había participado en una misión de barrido de cazas para limpiar el cielo de aparatos enemigos. En los aviones de transporte fueron importantes las misiones de lanzamiento de carga y de paracaidistas. Estas misiones se indicaron con un paracaídas y un contenedor de carga debajo. Para los lanzamientos de paracaidistas se simbolizaban con la silueta de un C-47 sobre el paracaídas.

domingo, 9 de octubre de 2022

Campos de prisioneros japoneses en el Pacífico

Según el ejército imperial japonés iba invadiendo territorios por todo el sudeste asiático, inmediatamente se creaban campos para encerrar a los prisioneros de guerra. Casi cualquier instalación podía servir para crear una prisión.

Campos de prisioneros japoneses en el PacíficoLos trabajos forzados eran parte de la vida de los prisioneros, que construían carreteras, líneas de ferrocarril, bases aéreas y cualquier tarea pesada como cargar y descargar los barcos que transportaban material bélico. Tanto en Japón como en Formosa (Taiwan) se utilizaron miles de prisioneros en la minas de cobre y zinc.

Debido a la escasez de hombres en las fábricas japonesas, se transportaban a muchos prisioneros de los campos del sudeste asiático hacia el norte en unos navíos conocidos como los "Barcos del Infierno", debido a que viajaban hacinados en unas condiciones deplorables por lo que muchos morían en el viaje.

En los campos, posiblemente el peor era el de Naoetsu, muchos eran sometidos a experimentos médicos como los que realizaban la Unidad 731. También eran sometidos a terribles maltratos físicos como sufrir palizas con bastones de bambú, permanecer horas en cuclillas con los brazos estirados o metidos en cajas metálicas bajo el sol. La unidad más temida era la Kempeitai que recurría a métodos de tortura especialmente crueles como someter a los interrogados a descargas eléctricas, clavar astillas de bambú bajo las uñas, provocar quemaduras o el ahogamiento. El resultado final solía ser un disparo en la nuca. Para muchos era el modo de acabar con el dolor y el sufrimiento.

Campos de prisioneros japoneses en el Pacífico
Las condiciones sanitarias se reducían a retretes que eran un agujero infecto en el suelo y tan cerca de los barracones que el olor atraía a centenares de ratas. Los prisioneros despertaban cuando los roedores les mordían. Los mosquitos también se cebaban con los soldados que les transmitían la malaria. A pesar de las condiciones los japoneses no hacían nada por evitarlo.

La Convención de Ginebra los enfermos debían recibir cuidados médicos, pero los japoneses no la cumplían. Todos debían trabajar. Tojo había dado instrucciones de que: "a los prisioneros no se les permitirá permanecer ocioso sin hacer nada más que comer gratis, ni siquiera un solo día". "En Japón tenemos nuestra propia idea con respecto a los prisioneros de guerra (...) El tratamiento será distinto que en Europa o América". De este modo las enfermerías carecían de lo más básico para tratar las enfermedades y heridas. Todo era para el ejército japonés. En algunos campos la enfermería no existía o no estuvo nunca operativa.

Campos de prisioneros japoneses en el Pacífico
La mortalidad en los campos, además de las enfermedades, el trabajo forzoso o los malos tratos se debía a la malnutrición. En la mayor parte de los campos la comida consistía en tres exiguas tazas diarias de arroz, lo que hacía que los prisioneros parecieran esqueletos andantes. Esa comida era menos de la quinta parte de una ración diaria de un soldado común que tomaba además todo tipo de alimentos. Debido a la falta de alimentos los prisioneros sufrían carencias de proteínas y vitaminas que les provocaban úlceras y otras dolencias. Para intentar mitigarlas intentaban cazar cualquier animal, como ratas, serpientes, insectos o caracoles.

Durante la guerra, Japón hizo prisioneros a unos 140.000 soldados aliados, de ellos el 27% de ellos murieron en los campos de prisioneros. Siete veces más que en los stalags alemanes. Las cifras reales de los campos soviéticos aún se desconocen.

Para saber más:
El Holocausto asiático: Los crímenes japoneses en la Segunda Guerra Mundial, de Laurence Rees
Infobae
Eurasia1945
ABC
El Español

domingo, 2 de octubre de 2022

El misterioso robo de una maquina Enigma en Bletchley Park

Uno de los modelos más avanzados de la máquina de codificación alemana Enigma, fue robada el 1 de abril de 2000 del museo de criptografía de Bletchley Park, en Milton Keynes, al noroeste de Londres.

Aquel día era una jornada de puertas abiertas. Al anochecer, poco antes de cerrar, y a pesar de que la máquina se encontraba en una urna de vidrio con llave, en una sala con un único acceso y para el que se requería un permiso especial, fue robada sin causar daños aparentes.

Se especuló mucho sobre quien pudo haberla robado: desde que se trataba de una banda organizada que se hizo pasar por personal del museo, pasando por la sospecha de que hubo ayuda desde dentro, hasta la sospecha sobre una mujer en un vehículo rojo aparcado en una zona no autorizada.

Las causas del robo tambien fueron motivo de controversia. Se pensó en una venganza de especuladores porque en 1991 no se demoliera el edificio del museo. Se pensó que fue robada para Mick Jagger, el cantante de los Rolling Stones, que ya poseía una Enigma más sencilla de tres rotores o para la actriz Kate Winslet, que estaba interesada en documentarse para la película "Enigma", basada en el trabajo de los miembros de Bletchley Park y dirigida por Michael Apted. La causa más plausible era que se sustrajo para venderla en el mercado especializado. Además, la directoras del consorcio que controla el museo de Bletchley Park, Christine Large, estuvo recibiendo amenazas de muerte por teléfono.

La Enigma robada estaba valorada en 100.000 libras y es un modelo avanzado de cuatro rotores, del que tan solo hay en el mundo otros dos. Uno de ellos está en el National Cryptologic Museum de Maryland. El modelo perteneció al Abweher, el servicio secreto alemán y había sido cedido por el gobierno británico, debido a que Bletchley Park fue la llamada "Estacion X" durante la guerra y de cuya existencia no se supo hasta 1967. En Bletchley Park trabajo Alan Turing junto a otros matemáticos, criptógrafos, lingüistas, campeones de ajedrez o expertos en crucigramas.

Las investigaciones sobre el robo estaban en un punto muerto hasta que en septiembre el museo recibió una carta en un mal inglés, en donde alguien que se hacía llamar "The Master" pedía un rescate de 25.000 libras. Para demostrar que tenía la Enigma adjuntaba una foto de la placa de identificación con la referencia G312 afirmando que actuaba en nombre del propietario, que desconocía su origen ilícito, pero que quería recuperar su inversión. En sucesivos mensajes, y ante la poca intención de pagar el rescate, amenazaron con destruir la máquina. Finalmente se decidió pagar el rescate antes del ultimátum del 6 de octubre. Sin embargo, "The Master" no dio más señales de vida.

11 días después, el presentador de la BBC, Jeremy Paxman fue advertido de que desde hacía una semana tenía un paquete a su nombre. Al abrirlo resultó ser la Enigma robada pero sin tres de los cuatro rotores. Siguió un intento por cobrar el rescate de los tres rotores que faltaban a través de varios mensajes en los anuncios del "Times" entre "The Master" y dos periodistas del periódico, que incluso llegaron a hablar por teléfono.

Finalmente el 18 de noviembre el diario "Times" informó que Dennis Yates, antiguo comerciante de antigüedades, habia sido arrestado. Declaró ante la policia que era inocente, que tan solo era un intermediario. Tambien afirmó conocer al ladrón y al comprador pero que no podía dar sus nombres. Puesto en libertad bajo fianza negoció la devolución de los rotores que fueron entregados en una comisaría de policia.

Para saber más:
La Red 21
El Mundo
Dr Enigma
BBC: 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7