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domingo, 29 de septiembre de 2019

Cuando Alemania invadió Canadá

Winnipeg, capital de la provincia canadiense de Manitoba, 19 de febrero de 1942, 6:00 horas. Bajo un frío glaciar de -30º centigrados empiezan a sonar las alarmas aéreas. Una unidad de la Wehrmacht formada por 3.500 efectivos toma las calles.

Invasión de CanadáEn el interior del ayuntamiento muchos civiles intentan hacerse fuertes, pero tras media hora son hechos prisioneros y enviados a un campo de internamiento. Tras tomar la radio local los alemanes informan de que se han bloqueado los accesos a la ciudad y que Winnipeg pasara a llamarse Himmlerstadt, su nuevo nombre alemán. La calle principal fue renombrada Hitlerstrasse. La poca defensa ciudadana es ineficaz y a las 9:30 la ciudad se rinde a las tropas alemanas. Para entonces Brandon, Flin Flon, Selkirk; otros pueblos pequeños de los alrededores también habían sido capturados.

Aviones de la Luftwaffe sobrevuelan la zona mientras los alemanes colocan blindados en la calle principal de la ciudad, la avenida Portage; mientras las tropas se distribuyen por el resto de las calles, saqueando casas y comercios; y registrando cada rincón en busca de judíos. El diario de la ciudad, The Winnipeg Tribune, es confiscado y renombrado Das Winnipeger Lügenblatt. Los libros de la biblioteca pública son apilados en la calle y quemados. Frente al ayuntamiento, la Red Ensign canadiense (la actual bandera, con la hoja de arce, data de 1965) es arriada y sustituida por la esvástica del III Reich.

Por las paredes empiezan a pegar carteles que informan de las nuevas disposiciones del mando alemán de la ciudad:
Ankundigung (anuncio)
SE PROCLAMA QUE:
1. Este territorio es ahora parte del Gran Reich y está bajo la jurisdicción del Coronel Erich Von Neuremburg, Gauleiter del Führer.
2. No se permitirán civiles en las calles entre las 9:30 pm y el amanecer.
3. Todos los lugares públicos están fuera del alcance de los civiles y no más de 8 personas pueden reunirse al mismo tiempo en cualquier lugar.
4. Cada cabeza de familia debe proporcionar alojamiento para 5 soldados.
5. Todas las organizaciones de carácter militar o paramilitar quedan por la presente disueltas y prohibidas. Las organizaciones juveniles seguirán existiendo pero bajo la dirección de las tropas del Gauleiter.
6. Todos los propietarios de automóviles, camiones y autobuses deben registrarse en la Sede de Ocupación, donde serán requisados por el Ejército de Ocupación.
7. Cada granjero debe informar de inmediato todas las existencias de grano y ganado y no se pueden vender productos agrícolas, excepto a través de la oficina del Comandante de suministros en Winnipeg. Lo que no sea para su propio consumo, debe comprarlo a través de la Autoridad Central en Winnipeg.
8. Todos los emblemas nacionales, excluyendo la esvástica, deben ser destruidos inmediatamente.
9. Cada ciudadano recibirá una tarjeta de racionamiento, y la comida y la ropa solo se podrán comprar con la presentación de esta tarjeta.
10. Los siguientes delitos resultarán en muerte sin juicio.
1. Intentar organizar la resistencia contra el ejército de ocupación.
2. Entrar o salir de la provincia sin permiso.
3. El Incumplimiento de reportar todos los bienes poseídos cuando se le ordene hacerlo.
4. La posesión de armas de fuego.
NADIE ACTUARÁ, HABLARÁ O PENSARÁ CONTRA NUESTROS DECRETOS.
Publicado y ordenado por la Autoridad.
Firmado: Erich Von Neuremburg

Invasión de CanadáLa toma de la ciudad de Winnipeg, fue en realidad una pantomima con el fin de concienciar a los canadienses de la necesidad de la compra de bonos de guerra.

Bajo un plan bien organizado para tomar la ciudad, el Greater Winnipeg Victory Loan, en connivencia con la mayor parte de la población, más de uno se llevó un buen susto, se montó un simulacro llamado “If Day” (si un día…). En el simulacro participaron como soldados alemanes voluntarios del ejército canadiense y veteranos de la Primera Guerra Mundial con uniformes y equipamiento suministrado por departamentos de figuración de Hollywood.

Todo terminó esa tarde. Los prisioneros fueron liberados cuando se lograron los objetivos económicos y se montó un desfile en el que se portaban pancartas con mensajes como: “Esto no puede suceder aquí” o “Compra bonos de la Victoria”. La falsa invasión tan solo tuvo dos heridos. Un soldado alemán sufrió una torcedura de tobillo y una mujer se hizo un corte al sobrevenir el apagón.

Invasión de CanadáLos organizadores opinaban que llevar la guerra a tu ciudad y a la puerta de tu casa provocaría un cambio de actitud entre los que, para ellos, la guerra está muy lejos, en Europa. Funcionó. Al final se celebró un banquete en el que se lograron recaudar más de 3 millones de dólares canadienses. El día 24 lograron alcanzar los 24 millones y logrando finalmente 60 millones.

Lo que para los ciudadanos de Winnipeg no fue más que una especie de representación teatral, de lo que podría ser, para millones de personas en Europa, era una la pesadilla real. Un mal sueño del cual no podían despertar.


Para saber más:
Wikipedia
Manitoba Historical Society
Elinor Florence
The Cantech Letter
Youtube
Government of Canada

viernes, 27 de septiembre de 2019

Lectura recomendada: Eso no estaba en mi libro del Tercer Reich

Incluso más de 70 años después de la caída del Tercer Reich, ese periodo histórico que llevó a una guerra mundial, que duró seis largos años, sigue produciendo fascinación y generando gran controversia.

La verdad sobre la Alemania nazi es mucho más que la locura de su líder (Führer) Adolf Hitler. Es la historia de un pueblo entero que se dejó seducir, que miró hacia otro lado con el asesinato y la persecución y que, en definitiva, siguió por voluntad propia a su Führer en la más devastadora guerra de la Historia. Lo que puede parecer inverosímil en un pueblo con tan amplia cultura, como el alemán.

Para saciar aún más nuestra curiosidad sobre un periodo que duró apenas 12 años (1933-1945), Jesús Hernández nos trae "Eso no estaba en mi libro del Tercer Reich".

En la primera parte muestra una luminosa Alemania de progreso y velocidad, con cruceros a Madeira, pagados por el estado a sus trabajadores, viajes en el lujoso dirigible Hindemburg y las expediciones al Tibet y al Amazonas.

La segunda parte del libro aparece un Tercer Reich oscuro y siniestro; lleno de miedo, terror, crueldad y muerte. Alemania y los territorios ocupados están llenos de decretos, disposiciones y leyes que controlan cada pequeño aspecto de la vida de los ciudadanos. La propaganda inunda cada rincón y moldea la mente de las personas hasta el limite de los sueños. Los sueños y las pesadillas nazis llegarían más allá de Europa, donde establecerían una colonia en Brasil.

La persecución sistemática llegaría más allá del Holocausto judío. Se perseguiría a disidentes políticos, gitanos, homosexuales y cualquier enemigo del régimen. En este último grupo estarían, sorprendentemente, los astrólogos, adivinos y videntes; aunque parte de la ideología nazi se basara en mitos, leyendas y creencias ocultas.

El libro tambien dedica un capitulo a tres de los mayores criminales nazis. Pero sus 400 páginas traen mucho más. Son una excelente muestra de historias que nos tienen que servir de reflexión en una época en la que crecen los nacionalismos y los extremismos, y en la que es fácil olvidar lo que sucedió hace décadas en el mundo.

"Eso no estaba en mi libro del Tercer Reich" está disponible en Amazon, la Casa del Libro, en la Editorial Almuzara y en librerías.

Muy pronto haremos un sorteo de un ejemplar entre los amigos de El Cajón de Grisom, atentos al blog y a redes sociales.

Para saber más:
Editorial Almuzara
¡Es la Guerra!

domingo, 22 de septiembre de 2019

Historia de una imagen: El beso de Times Square

El 14 de agosto de 1945 fue un día de gran euforia en los Estados Unidos. Japón se había rendido poniendo oficialmente fin a la Segunda Guerra Mundial. Aliviados y emocionados por el fin de un conflicto que había causado tantas victimas, miles de personas salieron a las calles de Nueva York para celebrar ese momento histórico.

En Times Square, un marinero agarró a una enfermera y la inclinó hacia atrás para plantarle un apasionado beso. Todo sucedió muy rápido. Un fotógrafo que se encontraba allí inmortalizó el momento. Esa instantánea fue publicada el 27 de agosto de la revista LIFE. La fotografía se convertiría en una de las imágenes más icónicas, y románticas, del final de la Segunda Guerra Mundial, simbolizando la pasión y euforia del día de la victoria sobre Japón.

Pero en la foto no es todo lo que parece. La enfermera no era enfermera, ella no conocía de nada al efusivo marinero, ni lo volvería a ver hasta 35 años después. El marinero no solo estaba ebrio, sino que dejó a su cita para agarrar a una mujer desconocida y darle un beso, mientras su cita miraba divertida. Nada de esto se supo hasta hasta 1980; e incluso hoy, algunos historiadores se cuestionan si realmente sucedió así.

El marinero George Mendonsa, de 22 años, estaba de permiso después de haber servido dos años en el Pacífico a bordo del "USS The Sullivans". Había llevado a Rita Petry al Radio City Music Hall para ver una película en su primera cita cuando llegó la noticia de que Japón se había rendido. En la calle se oía gritar: "¡La guerra ha terminado!". Se paró la proyección de la película y Mendosa y Petry salieron apresuradamentre del teatro y se dirigieron a un bar cercano para celebrarlo. En el bar Mendosa se "tomó unos tragos", como el mismo contó a la cadena de televisión CBS en 2012.

La "enfermera" Greta Zimmer era una austriaca de 21 años hija de un sastre judío que cuando las condiciones empeoraron para los judíos bajo la ocupación nazi sacó a Greta y sus 3 hermanas del país. Greta llegó a Nueva York en 1939 y consiguió un trabajo como ayudante dental. Sus padres morirían en un campo de exterminio.

Ese 14 de agosto, Greta trabajaba en un consultorio dental, vestida con un uniforme de enfermera blanco, medias blancas y zapatos blancos, como era habitual en esa época para todo el personal sanitario. Cuando los pacientes de la consulta dental le dijeron que la guerra había terminado, decidió salir a la calle a celebrarlo como los demás neoyorquinos.

En una entrevista para el Veterans History Project de la Biblioteca del Congreso, Greta contó: "Fui directamente a Times Square",  "cuando vi en el cartel luminosos que rodea el edificio, VJ Day, VJ Day, confirmó lo que la gente me contó en la consulta".

Mientras tanto, Alfred Eisenstaedt (que ya había fotografiado al mismísimo Joseph Goebbels en 1933) fue enviado por la revista LIFE a las calles de Nueva York para capturar la fiesta que en ellas se celebraba.

En el caos de Times Square, Greta Zimmer de repente se encontró abrazada y besada por un marinero. "No fue un beso verdadero, era más un acto de júbilo. Descubrí más tarde que estaba muy feliz de no tener que volver al Pacífico donde ya había terminado la guerra".
Una sonriente Rita Petry es visible sobre el hombro del marinero, mirando mientras su pareja abrazaba a la enfermera,  Petry no se lo tuvo en cuenta; de hecho se casó con Mendonsa poco tiempo después.

El contraste entre el deslumbrante uniforme blanco de Zimmer y el traje azul marino de Mendonsa llamó la atención de Eisenstaedt. Capturó a la pareja en cuestión de segundos y disparo con su cámara cuatro veces. La segunda foto fue la elegida para parecer en LIFE en un reportaje interior con las fotos de otras celebraciones por todo el país, y desde luego, este no fue el único beso en en VJ Day.

La imagen ha generado controversia durante años, incluso ha llegado hasta hoy.

A lo largo de los años, al menos 11 marineros y tres enfermeras han afirmado ser las personas en la foto. Hasta Greta Zimmer escribió a la revista LIFE en 1960, afirmando que ella era la "enfermera" de la famosa foto. El problema estaba en que Alfred Eisenstaedt no había llevado ningún registro de los personajes de sus fotografías y no podía estar seguro de la identidad de los protagonistas.
LIFE lanzó en 1980 una investigación para determinar la identidad definitiva de la pareja, localizó a Mendonsa y Zimmer, y los unió por primera vez desde ese día histórico en 1945. Aún así hasta la muerte de Greta Zimmer la idea mayoritaria era que la protagonista era Edith Shain.

Eisenstaedt no fue el único que inmortalizó el momento. Victor Jorgensen, fotoperiodista que trabajaba para la Armada, también capturó aquel instante desde otro ángulo más lateral en el que no aparecía al fondo Times Square. su instantánea fue publicada al día siguiente en el New York Times. Así que aunque ambas fotos tuvieron su momento de gloria, la que disparó Alfred Eisenstaedt ha pasado a la historia y se ha representado en multitud de ocasiones, como la estatua erigida en el 65 aniversario del fin de la contienda en el mismísimo Times Square, entre la calle 44 y la avenida Broadway.

Alfred Eisenstaedt, murió en 1995, en 2016 lo hizo Greta Zimmer y George Mendonsa en febrero de 2019.

Para saber mas:
Time-Life
Time
Ibasque
Xataka foto
NY Daily News
20 minutos
Mental Floss

domingo, 15 de septiembre de 2019

El espejo espacial nazi, la Estrella de la Muerte de Hitler

Los científicos de la Alemania Nazi desarrollaron diversas armas muy avanzadas para su tiempo como las bombas volantes V-1 y el cohete V-2, el cañón sónico o el Proyecto Urano para fabricar una bomba atómica, entre otras muchas, conocidas como Wunderwaffen.

Estrella de la Muerte de HitlerQuizás la más sorprendente sea una especie de "Estrella de la Muerte Nazi", un arma solar que sería capaz de convertir en cenizas cualquier ciudad del enemigo.

En junio de 1945, técnicos del ejército norteamericano se toparon con el hecho sorprendente de que los científicos alemanes habían planteado seriamente construir una Sonnengewehr, "arma solar", un gran espejo en el espacio que enfocaría los rayos del sol hacia un punto de la superficie terrestre.

Ya antes de la guerra se habían diseñado planes verosímiles sobre el papel para construir una estación espacial. Los entusiastas de los cohetes de Europa, incluyendo al doctor Hermann Oberth, quien pudo ser el impulsor de los diseños del cohete V-2, habían planeado usar la estación espacial, no como una arma, sino más bien como un punto de repostaje para los cohetes que hicieran viajes espaciales.

Estrella de la Muerte de Hitler La estación giraría alrededor de la Tierra como un satélite artificial, como la Estación Espacial Internacional (ISS) o los satélites de comunicaciones y meteorológicos.

Como en la ISS, los hombres vivirían dentro de la estación respirando una atmósfera artificial.

Para la tecnología de los años 30 y 40 había un gran obstáculo: construir un cohete lo suficientemente potente que pudiera romper la fuerza de atracción de la Tierra y que fuera capaz de alcanzar un punto donde se pudiera construir la estación espacial. Si los alemanes hubieran tenido la tecnología, podrían haber sido capaces de establecer en órbita su "Estrella de la Muerte". Que el el arma hubiera conseguido su propósito era otra historia. Werner von Braun admitió la existencia del proyecto cuando fue interrogado dentro de la operación Paperclip.

Estrella de la Muerte de Hitler
Los nazis no fueron los primeros en tener la idea de usar el sol como un arma letal. El principio sobre el que se basaba el arma solar viene de la antigüedad. El astrónomo griego Arquímedes trazó planes para enormes espejos ardientes para quemar la flota romana durante el asedio de Siracusa en 214-212 antes de Cristo.

Desde que comenzó la carrera espacial se ha demostrado que los reflectores espaciales pueden funcionar, aunque es tremendamente complejo. En 1993, científicos rusos lanzaron uno para transmitir la energía solar a la tierra reflejando la luz solar. Su espejo espacial llamado Znamya, de unos 20 metros de diámetro, fue capaz de transmitir la luz de la luna llena de forma indirecta hasta la superficie de la tierra.

Para saber más:
Popular Mechanics
LIFE
Daily Mail
Cuatro

domingo, 8 de septiembre de 2019

Canfranc, la Casablanca española

En Canfranc, en el valle de la Jacetania, en el Pirineo de Huesca, hubo espías aliados y alemanes, miembros de la Gestapo y soplones para la Francia de Vichy y aprovechados de toda clase. Había bares, llenos de humo de cigarrillos y miradas furtivas, donde la gente se reunía en busca de información o pasaportes falsos para cruzar la frontera mientras huían de la opresión en la Europa ocupada.

Canfranc, la Casablanca españolaContado así, Canfranc era como la Casablanca de la película de Michael Curtiz, protagonizada por Humprey Bogart e Ingrid Bergman, pero enclavada entre montañas.

Durante la Segunda Guerra Mundial este pequeño pueblo oscense y su estación de ferrocarril fue un punto de cruce estratégico para los productos entre España y Alemania: alimentos, wolframio (tungsteno), acero, sin olvidar las 86 toneladas de oro alemán que pasaron por Canfranc entre 1942 y 1943. Este último hecho fue descubierto en el año 2000.

Al igual que en la película Casablanca, en Canfranc el "granuja" del Rick's Cafe (que aquí era La Fonda de Marraco) fue Albert Le Lay, el jefe de aduanas francés, que de manera encubierta coló en España a cientos de judíos que huían del régimen nazi del lado norte de la frontera. Entre los huidos se encontraban artistas como Max Ernst y Marc Chagall o la cantante y bailarina Josephine Baker, que estaba casada con un judío francés, que avisó a la prensa para que nadie se atreviera a detenerla frente a los periodistas. Genio y figura.

Canfranc, la Casablanca españolaTodo un personaje, Le Lay es un tipo fascinante debido a las múltiples redes que tejió y su capacidad para ponerse en contacto con cualquiera sin importarle su nacionalidad o sus intereses políticos o personales. Sus redes estaban formadas por izquierdistas, monárquicos y hasta falangistas; españoles y franceses.
Le Lay llegó a Canfranc en 1940, cuando aún no había nazis en la población. Cuando llegaron allí burló a la Gestapo una y otra vez. Aunque estuvo a punto de ser detenido en más de una ocasión siempre terminaba escapándose de sus garras. Continuó en la resistencia y cuando terminó la guerra se retiró a San Juan de Luz. Nunca hablo sobre sus hazañas y le pidió a su familia que permanecieran igualmente callados.


Por el nudo ferroviario de Canfranc pasó de todo, pero el material más destacable fue el Tungsteno, entonces conocido como Wolframio, un producto fundamental para endurecer el acero que necesitaban los alemanes para blindar sus magníficos panzers, a cambio España recibió 12 toneladas de oro. Del Wolframio se benefició mucha gente, desde especuladores a simples lugareños, tanto de los alemanes como de los aliados que compraban todo el que podían para que no lo hicieron sus enemigos.

Canfranc, la Casablanca españolaLa gran estación de Canfranc, mandada construir por el Rey Alfonso XIII en 1928, divide la población de apenas 500 habitantes en dos. Media estación, a partir del hall principal, sería territorio francés y la otra mitad el español. En 1970 pasó el último tren con destino a Francia.

Se están revisando diversos proyectos para que la estación vuelva a tener su antiguo esplendor y que quizá vuelva a ser utilizada para el transito internacional de trenes. Lo que ahora es un caparazón lleno de escombros se convertirá en hoteles, restaurantes, casas e incluso en un museo ferroviario. Mientras es visitada por más de 40.000 personas al año.

Recorrer la estación solo se puede hacer con visitas guiadas a través de la oficina de Turismo de Canfranc-Estación, que se encuentra en el Ayuntamiento (974373141) o a través de su web. Tambien se ofrece una interesante ruta a través de la linea de búnkers "P", próximos a la localidad, construidos entre 1944 y 1959, ante la posibilidad de una invasión de España desde Francia que nunca se llegó a producir.

Para conocer mucho mejor la historia de la estación internacional de Canfranc recomiendo ver los documentales "El Rey de Canfranc", "Juego de Espías" y "La Dama Olvidada"

Para saber más:
Canfranc
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