lunes, 12 de agosto de 2013

El 14 amarillo

Hans-Joachim Marseille, el “14 amarillo”, por el número pintado en el fuselaje de su aeroplano, murió a los 22 años, pero pero vivió lo suficiente para que se convirtiera en una leyenda de la aviación.

El 1 de septiembre de 1942, a los mandos de su Messerschmitt Me-109, derribó la friolera de 17 cazas enemigos, ocho de ellos en la misma acción, con intervalos de minutos. Los números de Marseille son espectaculares: 158 derribos, a tres por combate.

Era desobediente, insubordinado, un rebelde del aire, ignoraba la disciplina, las convenciones y las normas. Llevaba el pelo largo, su uniforme era un desastre, se escapaba de la base y andaba siempre metido en líos de faldas. Entre sus conquistas figura Leni Riefenstahl

Siempre decía que el alcohol le ayudaba a luchar en el aire. Una vez aterrizó con su caza en una autopista alemana para correr tras un árbol bajándose los pantalones para hacer sus necesidades.

Cuando Mussolini le impuso la mayor condecoración al valor italiana, le comentó a Ciano si no le parecía que el Duce se creía muy importante. En una ocasión, en presencia de Hitler y el propio mariscal del Reich, preguntó en voz alta si Göring era gay. El día que Hitler le entregó la Cruz de Caballero se presentó con botas de faena; al menos no iba con unos shorts del desierto y su famosa sombrilla de colores.

Su carisma y su prestigio como piloto lo protegían, aunque para Goebbels "es el modelo perfecto para la juventud alemana, hasta que abre la boca”.

Tras una alocada compaña durante la Batalla de Inglaterra, llegó a África donde todo lo que había aprendido le convirtió en una as del aire. Convertido en pesadilla de los pilotos de Hurricanes y P-40, sus presas favoritas, comenzó a contar derribos múltiples.

La muerte no le llegó como cabía esperar a un as de la aviación, el 30 de septiembre de 1942 un fallo del motor de su Me-109 inundó su cabina de un denso humo negro. Medio asfixiado, incapaz de ver, Marseille abrió la carlinga y colocó el avión boca abajo para saltar. Pero en el salto se golpeó contra su alerón de cola y se precipitó sin abrirse su paracaídas hasta caer en el desierto.

Para saber más:
El País
Wikipedia

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