domingo, 25 de abril de 2021

Los superdrones de la Segunda Guerra Mundial

Los Estados Unidos produjeron tal cantidad de armas y pertrechos durante la Segunda Guerra Mundial que surtieron a su ejército y a todos los países Aliados mediante un plan conocido como Préstamo y Arriendo. Pero no desarrollaron una bomba convencional de alto poder explosivo.

Los superdrones de la Segunda Guerra Mundial
Alemania disponía de las bombas volantes V-1 y el cohete V-2, además de desarrollar otras Wunderwaffe, con las que intentarían dar un vuelco a una guerra que parecía perdida. A la vez los británicos tenían sus bombarderos Lancaster con superbombas Tall Boy para atacar instalaciones altamente fortificadas en donde se protegían esas "armas milagrosas" alemanas, pero Estados Unidos no tenía una bomba de esas características.

La estrategia de los estadounidenses era acabar con Alemania con millones de bombas convencionales, pero nunca desarrolló bombas convencionales de gran tamaño como la "Tall Boy" diseñada por los británicos.

Ante la necesidad de una bomba de alto poder explosivo se establecieron las Operaciones Afrodita y Anvil. Las Fuerzas Aéreas y la Armada de los Estados Unidos intentaron solucionarlo de forma creativa usando bombarderos Boeing B-17 Flying Fortress, el bombardero principal en el teatro europeo. Para ello se utilizarían los que no fueran aptos para misiones de bombardeos, reconvirtiéndolos en una especie de “superdrones” explosivos. También se utilizaron algunos Consolidated B-24 Liberator

Los superdrones de la Segunda Guerra Mundial
De los viejos bombarderos se eliminó todo lo considerado superfluo, sustituyéndolo con hasta 13.600 kilogramos de explosivos de alta potencia. El avión, volando sin tripulación, podía ser controlado por el tripulante de otro bombardero que volaba cerca, dirigiéndolo hacia el objetivo utilizando para ello la visión aportada por dos cámaras de TV.

El proyecto de la "bomba B-17" parecía teóricamente muy factible, pero en la práctica había claros problemas. El primer problema surgía en el despegue. El B-17 no podía despegar por medio del control remoto, así que un piloto y un ingeniero de vuelo tenían que poner en el aire el aparato para poder conectarlo con el bombardero de control. Tras ello, los dos aviadores se lanzaban en paracaídas. Varios hombres murieron al saltar.

Los superdrones de la Segunda Guerra Mundial

A pesar de los esfuerzos, el programa fue un fracaso, ya que de las 14 misiones de estas "bombas-dron", llevadas a cabo entre agosto de 1944 y enero de 1945, ninguna llegaron a alcanzar sus objetivos en las instalaciones de las Wunderwaffe alemanas, por culpa de las limitaciones de la tecnología de control de aquel entonces y del fuego antiaéreo de los flak alemanes.

Aún así, la fuerza aérea estadounidense fue la más grande y poderosa de la Segunda Guerra Mundial. Tan solo en Europa, perdieron más de 10.500 aviones, de los que 4.754 fueron B-17 Flying Fortress.

Aunque el proyecto fue un fracaso, en la década de 1950 se creó el 3205th Drone Group de la Fuerza Aérea para seguir trabajando con los B-17, utilizando otros aparatos a reacción como los Lockheed F-80 Shooting Star y Boeing RB-47 Stratojet, con lo que se abrió las puertas a los actuales drones.

Según la web Russia Beyond, los estadounidenses no fueron los únicos que intentaron utilizar aviones controlados por radio. La Unión Soviética tambien realizó pruebas con los bombarderos pesados Tupolev TB3. Era un aparato obsoleto, pero disponía de muchos ejemplares que podía usarse como una bomba volante teledirigida.

La idea era que los pilotos despegasen el bombardero y, tras conectar el sistema de radio control, saltasen en paracaídas. El primer intento fracasó, pero los siguientes vuelos tuvieron relativo éxito. El Tupolev TB3, que podía cargar 3.500 kilos de explosivo, fue usado en varias ocasiones, pero solo se conoce de una misión exitosa llevada a cabo el 15 de octubre de 1942. La mayor parte de las veces se cortaba, sin razón aparente, la conexión por radio y el aparato se perdía irremediablemente.  

Para saber más:
Operation Aphrodite's B-17 "Smart Bomb", de Edwin Gray 

domingo, 18 de abril de 2021

Campos de prisioneros de guerra en Estados Unidos

Había acabado la Segunda Guerra Mundial y en los Estados Unidos quedaban 511 campos (de un total de 666) que recluían a unos 425.000 prisioneros de guerra alemanes y de otros países del eje. En casi todos los Estados había al menos un campo de prisioneros, en mayor número en los del sur, excepto Nevada, Dakota del Norte y Vermont.

Campos de prisioneros de guerra en Estados UnidosA finales de 1942, el Departamento de Guerra había decidido llevar a los Estados Unidos a los prisioneros del Eje. En esta decisión influyeron muchos factores; el principal motivo fue el economizar soldados en la vigilancia de los prisioneros. Por entonces se estaban iniciando las grandes operaciones en el Pacífico y se preveía la necesidad de un gran contingente de soldados para combatir a los japoneses en las islas del Pacífico. También se tuvo en cuenta las advertencias de los jefes norteamericanos en zonas de combate que no querían apartar a sus tropas y recursos del frente de combate y dedicarlos a la custodia de prisioneros.

Los barcos que transportaban a los prisioneros desde Europa y África, atracaron en varios puertos de la costa Este y para llegar a los campos donde serían internados la mayor parte de los prisioneros tuvieron que recorrer grandes distancias en ferrocarril. Este largo recorrido les mostró la abundancia en la que vivía su enemigo del otro lado del océano Atlántico. Viajaban en coches de pasajeros, muy diferentes a los vagones de carga que utilizaban para transportar a las tropas el ejército alemán y se les servía comida y café durante el viaje.

Campos de prisioneros de guerra en Estados UnidosEn lugar de ver ciudades arrasadas por las bombas, algunos llegaron a ver los imponentes rascacielos de Nueva York para continuar con las fértiles tierras de cultivo, los enormes bosques, las redes de carreteras, en definitiva una exhibición de la riqueza de los Estados Unidos. Para algunos fanáticos nazis la experiencia resultaba tan increíble que dijeron a sus compañeros que no se dejaran engañar, que el viaje era un truco para impresionarlos.

El Departamento de Guerra construyo los campos del modo más económico posible: madera de pino, papel alquitranado y cemento. Para evitar la calefacción ubico la mayoría de los campos en los estados del sur, donde el clima era más benigno en invierno, aunque demasiado caluroso para la mayoría de los centroeuropeos. Los campos tenían barracones nuevos y limpios, hospitales con médicos, dentistas y comida abundante. Un prisionero alemán escribió a su casa desde campo Trinidad en el estado de Colorado:
Después de todo lo que pasamos, estar aquí es como una cura de reposo.
Campos de prisioneros de guerra en Estados UnidosLos prisioneros fueron alojados en barracones con capacidad para cincuenta hombres. Cada cinco barracones había un comedor con cocina, platos, cubiertos, y sobre todo muy buena comida. De hecho, la mayoría de la comida era preparada por los propios cocineros alemanes con ingredientes suministrados por el Ejército estadounidense. Un alemán escribió a casa diciendo:
Aquí comemos más en un solo día que allí durante toda la semana.
El trato dado a los prisioneros llevó a la prensa y al Congreso a criticar al Departamento de Guerra por ello, pero este justificó su política afirmando que la estrategia de tratar bien a los prisioneros tenía su fruto en los comentarios que estos hacían en las cartas que escribían a sus familias describiendo su buena situación y que estos comentarios se difundirían entre las tropas alemanas y llevarían a que muchos más soldados se rindieran a los aliados, lo que daría como resultado una reducción de las bajas norteamericanas. Esos argumentos convencieron al Congreso. Y cuando un reportero del servicio nacional de noticias publicó que después de un recorrido realizado por los campos en 1944, que los prisioneros recibían solamente lo que exigía la Convención de Ginebra, la opinión pública empezó a cambiar en su postura.

Campos de prisioneros de guerra en Estados UnidosEn junio de 1943, 2.000.000 de estadounidenses estaban luchando en el extranjero. Como resultado, se produjo una escasez de mano de obra en sectores esenciales de la economía americana, a pesar del trabajo de miles de mujeres, mientras la población de prisioneros aumentaba. Para paliar esa escasez, los prisioneros empezaron a trabajar en bases militares, granjas, la elaboración de alimentos, explotaciones forestales y minería. A la mayoría de los estadounidenses no les gustaban los prisioneros, pero por el esfuerzo de guerra cooperaban.

En los tiempos de ocio de los prisioneros, el fútbol era el pasatiempo más popular y se organizó una liga de fútbol y hasta consiguieron que se les permitiera competir con los equipos de otros campos cercanos.

Los campos estadounidenses para prisioneros de guerra alemanes eran mucho mejores que los campos de concentración destinados a sus propios compatriotas norteamericanos de origen japonés.

Campos de prisioneros de guerra en Estados UnidosEn algunos campos se les permitió salir bajo custodia, como en Inglaterra, para asistir a algunos espectáculos, y a pesar de ser soldados de un país enemigo, acudían a lugares a los que los afroamericanos no podían entrar. Este hecho, especialmente evidente en los estados racistas del sur puede llegar a resultar inverosímil en la actualidad, pero así sucedía, un soldado enemigo cuando salía del campo de prisioneros tenía más puertas abiertas por el solo hecho de ser blanco que los guardias afroamericanos que custodiaban el campo donde ese mismo alemán era prisionero.

En 1945, cuando se empezaron a liberar los campos de concentración y exterminio nazis, los prisioneros alemanes fueron obligados a ver un documental sobre las atrocidades cometidas en los campos. La mayoría dudaron que estas películas fueran auténticas y afirmaban que era sólo una maniobra propagandística para desacreditar al nacionalsocialismo, a Hitler y al Reich alemán.

Para saber más:
America’s Concentration Camps de Allan R. Bosworth
El Secreto de Zara

domingo, 11 de abril de 2021

83ª División Infantería "The Rat Tag Circus"

La 83ª División de Infantería, también llamada Thunderbolt, entró en combate por primera vez en Normandía a finales de junio de 1944, dentro de la Operación Cobra, para destruir los setos del Bocage normando. Formando parte 3º Ejército del general Patton, estuvieron involucrados en importantes combates por el norte de Francia y Europa, hasta que finalmente entraron en Alemania.

The Rat Tag Circus
Precisamente en Alemania es cuando la 83ª División de Infantería, comenzó a ser conocida como "The Rat Tag Circus" (algo así como el circo de la chusma)

Cuando las fuerzas estadounidenses cruzaron el Rin en marzo de 1945, la guerra se convirtió en una carrera para llegar antes a Berlín con las divisiones blindadas del 12º Grupo de Ejércitos a la cabeza. Pero la 83ª División de Infantería era una división que disponía de muy pocos transportes propios.

Según el Informe de Acciones del 329º regimiento de infantería, la variopinta división fue fruto de la necesidad, cuando los únicos 10 camiones del regimiento se fueron dedicados a otras tareas. Mientras los oficiales del batallón protestaban al general de la división Robert C. Macon, este ordenó "utilizar al máximo el transporte alemán capturado que estuviera disponible".

De este modo cualquier vehículo alemán que pudieran obtener recibía una capa de pintura verde oliva, se le añadían algunas estrellas blancas y era puesto en servicio.

The Rat Tag Circus
En su camino confiscaron de todo tipo de vehículos: camiones, automóviles de personal, motocicletas, autobuses, blindados
y hasta un Messerschmitt BF 109 que fue pilotado por un miembro de la división. Cualquier vehículo servía para el transporte de tropas. Uno de los más peculiares era un camión de bomberos, que llevaba escrito: "Próxima parada Berlín". Los tanques transportaron a más de 30 soldados en la parte superior, mientras que los jeeps, con y sin remolques, transportaban entre 10 o 12. Los soldados iba tan apiñados en los vehículos que el asistente del comandante de la división dijo en tono de broma que "parecía que los hombres fueron rociados en los tanques".

Entre los blindados se encontraban varios semi-orugas SdKfz 251, un SdKfz 233, un cañón de asalto Stug III, un Panzer V Panther, un Panzer VI Tiger y un Panzer VI B, Köenigstiger.

The Rat Tag Circus
Pero esta variada colección de vehículos y hombres que componían el "Rag Tag Circus" no fue lo único sorprendente sobre el viaje de la 83ª División de Infantería por Alemania. Avanzaban a gran velocidad, de tal modo que el puesto de mando de la división debía trasladarse hasta 5 veces al día mientras a los alemanes les daban tregua.

Esto produjo algunos casos bastante peculiares.

Mientras el "Rag Tag Circus" avanzaba, un vehículo entró en su columna. Era otro automóvil alemán como tantos otros en el convoy y en condiciones normales no habría llamado la atención. Pero la conducción errática y la bocina sonado constantemente llamaron la atención de un oficial norteamericano que echó un vistazo más de cerca cuando el automóvil se acercó a su vehículo y observó que en el había alemanes, entre los que se encontraba un general de la Wehrmacht que ignoraba el hecho de que la columna por la que avanzaba era en realidad estadounidense, no alemana. Los estadounidenses bloquearon el camino de los alemanes, con lo que capturaron un general alemán.

The Rat Tag Circus
En otra ocasión, viajaban tan rápido que alcanzaron una columna de vehículos alemanes en retirada hacia el este. Esta vez, lograron capturar a un coronel.

En tan solo 14 días la 83ª División de Infantería recorrió 450 km a través de Alemania desde el Rin hasta el Elba, donde fue la primera unidad en cruzarlo el 13 de abril de 1945. En su periplo capturaron unos 12.000 prisioneros de guerra alemanes y 72 ciudades alemanas. También liberaron más de 75.000 prisioneros de guerra aliados internados en campos de prisioneros alemanes y el campo de concentración de Langenstein, un subcampo de Buchenwald y en el que encontraron más de mil reclusos en muy malas condiciones.

El Elba terminaría siendo lo más cerca que los estadounidenses estuvieron de Berlín antes de que terminara la guerra. La 83ª División regresó a los Estados Unidos en 1946 y fue disuelta. En Europa tuvieron casi 16000 bajas de los que 3637 murieron en combate.

Para saber más:

domingo, 4 de abril de 2021

Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki ¿Aviso del infierno nuclear?

En el Museo de la Segunda Guerra Mundial de Nueva Orleans, se encuentra un interesante documento casi desconocido que parece mostrar que los norteamericanos avisaron a los japoneses antes del ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki.

La primera "advertencia" potencial es la Declaración de Potsdam, del 26 de julio de 1945 que dice en su último punto:
"Llamamos al gobierno de Japón para que proclame ahora la rendición incondicional de todas las fuerzas armadas japonesas y brinde garantías apropiadas y adecuadas de su buena fe en tal acción. La alternativa para Japón es la destrucción rápida y total."
Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki
¿Se suponía que la "destrucción inmediata y absoluta" implicaba un bombardeo atómico? No está nada claro, pero un borrador anterior, escrito por el Secretario de Guerra Stimson mucho antes de que se conocieran los resultados de la prueba Trinity, no incluye "destrucción rápida y total". 

Antes de lanzar las bombas atómicas sobre Japón Estados Unidos lanzó millones de panfletos diferentes sobre 47 ciudades niponas, animando a la rendición y a que los civiles abandonaran las ciudades ante un ataque inminente. El que se encuentra en el museo dice:
"Lea esto con cuidado porque podría salvar su vida o la de un pariente o amigo. En los próximos días, algunas o todas las ciudades nombradas en la parte de atrás serán destruidas por bombas estadounidenses.
Estas ciudades poseen instalaciones militares y fábricas o talleres que producen productos militares.
Estamos decididos a destruir todas las herramientas que la camarilla militar está usando para prolongar esta guerra inútil.
Pero, desafortunadamente, las bombas no tienen ojos. Así que, de acuerdo con las políticas humanitarias de América, la fuerza aérea americana, que no desea herir a la gente inocente, ahora le avisa de que deje las ciudades nombradas y salve su vida.
América no está luchando contra el pueblo japonés, pero sí está luchando contra la camarilla militar que ha esclavizado a los japoneses. La paz que América traerá, liberará a la gente de la agresión de la camarilla militar y significará la aparición de un Japón nuevo y mejor.
Ustedes pueden restaurar la paz demandando lideres nuevos y buenos que finalicen la guerra.
No podemos prometer que sólo estas ciudades estarán entre las atacadas, pero algunas o todas ellas lo estarán, así que, hagan caso de esta advertencia y evacuen estas ciudades inmediatamente."
Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki
Tras el lanzamiento de la bomba en Hiroshima, incluso más panfletos fueron lanzados, y decían así:
"América le pide que haga caso inmediato de lo que decimos en este panfleto. Tenemos el explosivo más destructivo que nunca haya sido diseñado por el hombre. Una sola de nuestras bombas atómicas recién desarrolladas tiene, de hecho, el equivalente en poder explosivo a lo que 2000 de nuestros gigantes B-29 pueden llevar en una única misión.
Este hecho terrible es para que ustedes lo reflexionen y solemnemente aseguramos que es tristemente riguroso.
Acabamos de empezar a usar esta arma contra su patria. Si todavía tiene alguna duda, pregunte lo que pasó en Hiroshima cuando solo una bomba atómica cayó en esa ciudad.
Antes de usar esta bomba para destruir todos los recursos de los militares con los que están prolongando esta guerra inútil, pedimos que ahora ustedes reclamen al Emperador que finalice esta guerra.
Nuestro presidente ha resumido para ustedes las trece consciencias de una rendición honorable.
Rogamos que acepten estas consecuencias y comiencen el trabajo de construir un Japón nuevo, mejor y amante de la paz.
Ahora deberían dar pasos para cesar la la resistencia militar. Si no, usaremos con determinación esta bomba y todas nuestras armas superiores para acabar esta guerra contundente y rápidamente."
Una emisora de radio controlada por los norteamericanos en Saipán también lanzaba estos mensajes a los ciudadanos japoneses las 24 horas del día en intervalos de 15 minutos.

Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki
Los panfletos se imprimieron con varios anversos, en los que no variaba la imagen de los B-29 lanzando sus bombas (recorte de una fotografía del bombardeo de Yokohama) pero si cambiaban los nombres de las ciudades que aparecían en los círculos. En el lanzado el 27 de julio de 1945 están las ciudades de Tokio, Ujiyamada, Tsu, Koriyama, Hakodate, Nagaoka, Uwajima, Kurume, Ichinomiya, Ogaki, Nishinomiya y Aomori. Al día siguiente, Aomori, Ichinomiya, Tsu, Ujiyamada, Ōgaki y Uwajima fueron bombardeadas con bombas incendiarias y miles de personas murieron. Este folleto es el que se encuentra a la izquierda en B/N. En la imagen en azul aparecen las ciudades de Nagano, Takaoka, Kurume, Fukuyama, Toyama, Maizuru, Otsu, Nishinomiya, Maebashi, Koriyama, Hachioji y Mito.

Se volvieron a lanzar panfletos el 30 de julio y nuevamente el 1 de agosto. Ese día, Mito, Hachioji y Nagaoka fueron bombardeadas, y Toyama, Maebashi y Saga en los días siguientes. Aunque estos panfletos fueron lanzados por todo Japón las ciudades de Hiroshima y Nagasaki no aparecían en ellos. Algunas de las ciudades no fueron objeto de un ataque aéreo hasta más de una semana después de haber sido lanzados los panfletos que las incluían.

Las octavillas son conocidas como los "panfletos LeMay", por Curtis E. LeMay, general de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos (USAF), que dirigió la campaña de bombardeos estratégicos durante la campaña del Pacífico

Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki
El primero de los folletos lanzados no avisaba específicamente de un bombardeo de la magnitud del producido por una bomba atómica, se refería a bombardeos convencionales. Por lo tanto, los ciudadanos de Hiroshima desconocían lo que les esperaba el 6 de agosto de 1945. El segundo panfleto fue lanzado después de que Hiroshima fuera bombardeada y antes de Nagasaki. Según ordenes de las autoridades militares japonesas era un delito leer o recoger los folletos, por ese motivo algunos se disfrazaron de papel moneda.

El día después de la bomba de Hiroshima, el general Henry Arnold ordenó que se prepararan panfletos de propaganda sobre la bomba atómica. La idea era lanzar 6 millones mientras se seguía con las emisiones de radio. El panfleto sería muy similar a un diario japonés y mostraría el hongo atómico con una advertencia. Tras la entrada de la URSS en la guerra en el Pacifico se paró la impresión de los folletos para incluirlo. Finalmente, se terminó la impresión, pero no había coordinación con los planes de bombardeo reales. Así que Nagasaki recibió folletos de advertencia, el día después del bombardeo atómico.  

Los panfletos de Hiroshima y Nagasaki
Lo cierto es que los tres días entre ambas bombas no era suficiente para que los japoneses consideraran el alcance real de la bomba antes del bombardeo a Nagasaki. El objetivo era originalmente Kokura, pero debido a la mala visibilidad, el avión cambió a su objetivo secundario: Nagasaki. Por otro lado Hiroshima y Nagasaki tenían escaso valor militar. A pesar del lanzamiento de ambas bombas los norteamericanos siguieron con los bombardeos convencionales hasta el 15 de agosto, muchos de ellos con bombas incendiarias que aumentaron el terror entre la población civil.

El 15 de agosto el Emperador Hirohito se dirigió su pueblo para comunicar la rendición del Imperio del Japón. En el discurso hizo referencia a las bombas:
"Además, el enemigo ha lanzado una nueva y cruel bomba, que ha matado a muchos ciudadanos inocentes y cuya capacidad de perjuicio es realmente incalculable. Por eso, si continuamos esta situación, la guerra al final no sólo supondrá la aniquilación de la nación japonesa, sino también, la destrucción total de la propia civilización humana. Y si esto fuese así, cómo podría proteger a mis súbditos, mis hijos, y cómo podría solicitar el perdón ante los sagrados espíritus de mis antepasados imperiales."
Los panfletos tuvieron éxito en un aspecto: lograron asustar a los ciudadanos, no salvarlos de las bombas. No formaban parte de ninguna misión humanitaria. Eran parte de una campaña de Guerra Psicológica contra la población civil  Cuando la gente intentó evacuar, el movimiento de los no combatientes inmovilizó en parte a las fuerzas militares, lo que provocó un mayor colapso de la estructura social en las comunidades japonesas. Cuando finalmente llegaron los bombarderos B-29, ya fuera con bombas incendiarios, bombas nucleares o más panfletos, el ejército o los civiles no podían hacer mucho. 

En el caso de Hiroshima y Nagasaki, que nunca fueron nombrados en los folletos, no es de extrañar que nadie esperara el infierno que vendría desde el aire.

Para saber más: