martes, 31 de julio de 2012

Propaganda erótica nazi

La Segunda Guerra Mundial no estuvo exenta de los placeres sexuales... Pero en esta ocasión, los alemanes utilizaron el erotismo para combatir y atraer a sus enemigos a esta tentación carnal.

Con el objetivo de llegarles a los soldados por la debilidad carnal, los nazis realizaron diversas postales, en las que se mostraban los placeres que se estaban perdiendo por estar en la guerra... Y que muy probablemente jamás volverían a disfrutar.

Las fuerzas alemanas y aliados le apostaron mucho a la desmoralización que este tipo de propaganda podía provocar en sus enemigos, por lo que mandaron a hacer miles de estos panfletos, los cuales distribuyeron por medio de aviones que al sobrevolar las zonas donde se encontraban las tropas, los soltaban.

Obviamente, el principal elemento de la propaganda pornográfica eran bellas mujeres que poseían cuerpos espectaculares. Los dibujos y fotografías de estas chicas las mostraban en posiciones sugerentes y mostrando sus encantos.

Este contexto, la mujer representaba la vida, los que un hombre podría disfrutar si no se encontrara en un campo de batalla rodeado de otros hombres que no podían satisfacer sus necesidades sexuales.

Mientras que la devastación y horrores de la guerra, simbolizan la muerte y la imposibilidad de disfrutar del placer carnal con una bella dama.

Esta propaganda tenía un alto grado de psicología, pues trataban de manipular a los hombres por medio de analogías. Por ejemplo, una de las postales mencionaba: "Los caballeros las prefieren rubias... Pero a las rubias no les gustan los lisiados". Febrero de 1945.








En 1944, los alemanes diseñaron con la misma línea de revista Life una serie de fotos, en las que se muestra a varias mujeres desnudas posando sus atractivos y al reverso de las mismas, la imagen de la calavera de un soldado.

Cada una de estas postales está fechada como si en realidad se tratara de una portada de la afamada publicación.





Con el mismo juego de provocar miedo y asustar a los combatientes, los nazis mandaron hacer un panfleto en el que se lee: "Dos maneras de pasar la guerra". Una de las repuestas decía: "Luchando"; pero en la otra parte se expresaba la duda: "¿Y?". Con la que se pretendía sembrar inconformidad, pues qué sentido tenía luchar si tu destino era la muerte.

En su parte interior se podía observa imágenes de escenas sexuales entre una pareja, donde la mujer enseña sus encantos y el hombre disfruta de ellos. Haciendo referencia a que era mucho más atractivo estar en la cama con una fémina para gozar, que en un campo de batalla para morir.

Este material, también jugaba con los sentimientos de los soldados que tenían a una esposa o novia esperándolos en sus respectivos lugares de origen, pues en una de ellas se lee el mensaje: "Mientras estabas lejos"... Y se ve a una mujer arreglándose después de haber pasado un momento de intimidad con su amante. Esto con el objetivo de provocar inseguridad en los hombres y que éstos dejaran sus unidades, para regresar a lado de su amada.











Había otras que contaban toda una historia, en las que se relata cómo una mujer sola es acosada por un hombre, mismo que la conquista y termina siendo su pareja; por lo que al regresar de la guerra, el que fue su novio la encuentra acompañada y él está lisiado.

Además, estas pequeñas historietas manejan un lenguaje de antisemitismo, en el que se menciona que la mujer del soldado resulta conquistada por un judío.

Para recibir el año 1945, los nazis hicieron tarjetas en las que se ve a cuatro chicas cargando cartelones que forman el año, pero mostrando sus senos y se lee "Feliz Año Nuevo". Del lado posterior del folleto, se observa a muchos veteranos de guerra con carteles que dicen:

¡Busco empleo!
Perdí el ojo izquierdo para el Tío Sam. Quiero trabajo como vigilante.
Perdí un brazo América. Debo mantener a una esposa y 2 niños. 

Para saber más:
Propaganda triple x de la segunda guerra mundial, de jfvergara, Gracias amigo.

Cartas desde Stalingrado

En el año 1954 se publicó en Alemania "Letze Briefe auf Stalingrad" (Las últimas cartas de Stalingrado), un libro que recogía los fragmentos de 39 cartas escritas y remitidas por militares alemanes en los últimos días de la batalla por Stalingrado, que costaría la derrota aplastante del VI Ejército alemán.

Según el editor del libro, las autoridades nazis, por orden directa del Cuartel General del Führer, confiscaron las últimas siete sacas que pudieron ser transportadas desde el cerco; los contenidos fueron estudiados y censurados, y las cartas nunca llegaron a sus destinatarios. Años después, los documentos reaparecieron en los archivos militares de Potsdam, de donde fueron recuperados para su publicación.

Primera Carta:
...Mi vida no ha cambiado en nada; es ahora como hace diez años, bendito por las estrellas, maldito por los hombres. No tuve amigos, y tu sabes por qué no querían saber nada de mí. Era feliz cuando podía sentarme al telescopio y mirar al cielo y al mundo de las estrellas, feliz como un niño al que le permiten jugar con los astros.
...Fuiste mi mejor amiga, Mónica. Sí, lees bien, fuiste. El momento es demasiado serio como para bromas. Esta carta tardará en llegarte dos semanas. Por entonces ya habrás leído en los periódicos lo que ha tenido lugar aquí. No pienses mucho en ello, porque en realidad todo habrá terminado de forma diferente; deja que los demás se preocupen de la "película de los hechos".¿Qué son ellos para ti o para mí? Siempre pensaba en años luz, pero sentía en segundos. Además, aquí tengo mucho trabajo con el tiempo. Somos cuatro, y si las cosas continúan como hasta ahora podemos darnos por contentos.

Lo que hacemos es muy sencillo. Nuestro tarea consiste en medir las temperaturas y la humedad, informar sobre la visibilidad y los bancos de nubes.
Si algún burócrata leyera lo que aquí escribo obtendría una flagrante violación de la seguridad militar. Mónica, ¿qué es nuestra vida comparada con los muchos millones de años del cielo estrellado?. En esta hermosa noche, Andrómeda y Pegaso están justo sobre mi cabeza. Las
he mirado mucho tiempo; pronto estaré muy cerca de ellas. Mi paz y mi felicidad se las debo a las estrellas, de las cuales tu eres la mas bella para mí. Las estrellas son eternas, pero la vida de un hombre es como una mota de polvo en el universo.

A mi alrededor todo se derrumba, un ejercito entero muere, el día y la noche arden...y cuatro hombres se atarean con informes diarios sobre temperaturas y bancos de nubes. No sé mucho sobre la guerra. Ningún ser humano ha muerto por mi mano. Nunca he disparado munición real con mi pistola. Pero sé muy bien una cosa: la otra parte nunca ha mostrado ni una pizca de comprensión por sus hombres. Me habría gustado contar estrellas unas cuantas décadas más, pero ahora nada parece ir en ese sentido.
Segunda Carta:
Hoy hablé con Hermann. Está al sur del frente. A unos cientos de metros de mí. No queda mucho de su regimiento. Pero el hijo de B. el panadero todavía está con él. Hermann aún tenía la carta en la que nos contabas la muerte de papá y mamá. Le hablé una vez más, por ser el hermano mayor, e intenté consolarlo, aunque yo también estoy al límite. Es bueno que papá y mamá no sepan que Hermann y yo nunca volveremos a casa. Es muy duro el que tengas que cargar con el peso de cuatro personas muertas a lo largo de toda tu vida.

...Yo quería ser teólogo, papá quería tener una casa, y Hermann quería construir fuentes. Nada ha salido como debiera. Tu sabes como está la cosa en casa, y nosotros sabemos demasiado bien lo que pasa aquí. No, la verdad es que esas cosas que planeamos no han salido como imaginábamos. Nuestros padres están enterrados bajo las ruinas de su casa, y nosotros, aunque suene irónico, estamos enterrados con unos cientos o más de hombres en una trinchera en la parte sur de la bolsa. Pronto, estas trincheras estarán llenas de nieve.
Tercera Carta:
El Fuhrer nos hizo la firme promesa de sacarnos de aquí; nos lo leyó y creímos en ello firmemente. Incluso ahora aún lo creo, porque he de creer en algo. Si no es cierto ¿en que otra cosa podría creer? Dentro de poco no tendré necesidad de primavera, verano o de algo agradable. Por lo que, abandoname a mi destino, querida Greta; toda mi vida, al menos ocho años de ella, creí en el Fuhrer y su palabra. Es terrible como dudan aquí, y vergonzoso escuchar lo que dicen sin poder responder, porque los hechos están de su parte.

En enero cumplirás veintiocho. Eso es ser aún muy joven para una mujer guapa, y me gustaría poderte decir este cumplido una y otra vez. Me echarás mucho de menos, pero incluso así, no te aísles. Deja pasar unos meses, pero no más. Gertrud y Claus necesitan un padre. No olvides que debes vivir para los niños y no les hables demasiado de su padre.
Los niños olvidan pronto, especialmente a esa edad. Fíjate bien en el hombre que elijas, toma nota de sus ojos y de la presión de su apretón de manos, como fue nuestro caso, y no te equivocarás. Pero sobre todo, anima a los niños a ser personas rectas que puedan llevar la cabeza bien alta y mirar a todo el mundo directamente a los ojos. Te escribo estas líneas apenado. No me creerías si te dijera que ha sido fácil, pero no te preocupes. No me asusta lo que se avecina. Repítete a ti misma y a los niños cuando sean mayores que su padre nunca fue un cobarde, y que ellos nunca deben serlo.
Cuarta Carta:
El martes destruí dos T-34 (tanques soviéticos)... después pasé junto a los restos humeantes. De la torreta colgaba un cuerpo, cabeza abajo, sus pies atrapados y sus piernas ardiendo hasta las rodillas. El cuerpo estaba vivo, la boca gesticulaba. Debía de sufrir un dolor horrible. Y no había posibilidad de liberarlo. Incluso si la hubiera habido, habría muerto tras unas pocas horas de tortura. Le disparé, y cuando lo hice, las lágrimas corrieron por mis mejillas. Ahora llevo llorando tres noches por un tanquista ruso muerto, de quien soy su asesino. Los "cruces" de Gumrak* me dan asco, y también muchas cosas ante las que mis camaradas cierran los ojos y aprietan los dientes. Me temo que nunca volveré a dormir tranquilo en el caso de que vuelva con vosotros. Mi vida es una terrible contradicción, una monstruosidad psicológica.
Quinta Carta:
Tenía que haber muerto en tres ocasiones, pero habría sido repentinamente, sin estar preparado para ello. Ahora es diferente. Desde esta mañana sé como están las cosas; y ya que me siento liberado, quiero que tu también te liberes de la aprensión y la incertidumbre.

Me quede atónito cuando ví el mapa. Estamos totalmente solos, sin ayuda del exterior.
Hitler nos ha dejado en la estacada. Si el aeródromo continúa en nuestro poder, puede
que esta carta aún salga. Nuestra posición está al norte de la ciudad. Los hombres de mi batería sospechan algo, pero no lo saben tan seguro como yo. Así que esto parece el final.

Hannes y yo no nos rendiremos; ayer, después de que nuestra infantería retomara una posición, vi cuatro hombres que habían sido hechos prisioneros por los rusos. No, no caeremos en cautividad. Cuando Stalingrado haya caído, sabrás que no volveré.

Eres la mujer de un oficial alemán, por lo que te tomarás lo que he de decirte con serenidad y firmeza, igual que en el el andén de la estación el día en que partí para el Este. No soy escritor, y mis cartas nunca han sido más largas de una página. Hoy habría mucho que decir, pero me lo reservo para más tarde, p.e., seis semanas si todo marcha bien y cien años si no. Has de contar con esta última posibilidad. Si todo va bien, tendremos mucho tiempo para hablar, y en ese caso ¿por qué he de escribirte tanto, ahora que me resulta tan difícil?. De todas formas, si las cosas se tuercen, esas palabras no te harían mucho bien.
Sexta Carta:
Sabes lo que siento por ti, Augusta. Nunca hemos hablado mucho de sentimientos. Te amo muchísimo y tu me amas, por lo que has de saber la verdad. Está en esta carta. La verdad
es que esta es la más horrenda de las luchas en una situación desesperada. Miseria, hambre, frío, renuncia, duda, desesperación y una muerte horrible. No te diré más. Tampoco te hablé de ello en mi despedida y no hay nada más sobre esto en mis cartas. Cuando estábamos juntos (y también me refiero a mis cartas) eramos marido y mujer, y la desagradable guerra, de cualquier modo necesaria, era una fea compañía de nuestras vidas. Pero la verdad es la certeza de que lo que he escrito más arriba no es una queja ni un lamento sino una relación objetiva de los hechos.

No puedo renunciar a mi parte de culpa en todo esto. Pero es en una proporción de 1 a 70 millones. La proporción es pequeña, pero está ahí.
Nunca pensaría en evadir mi responsabilidad, me digo a mi mismo que entregando mi vida he pagado mi deuda. Las cuestiones de honor no admiten discusión..

Augusta, en la hora en que has de ser fuerte, también has de hacer esto: Ni te enfades ni sufras demasiado por mi ausencia. No estoy asustado, únicamente triste por no poder sacar mayor provecho de mi valor que morir por esta causa inútil, por no decir criminal. Ya conoces el lema familiar de los Von H's: "Culpa reconocida, culpa expiada". No me olvides demasiado deprisa.
Séptima Carta:
En Stalingrado, cuestionarse a Dios significa renunciar a Él. Querido padre, debo decírselo, y estoy doblemente arrepentido por ello. Usted me sacó adelante, no tuve madre, y siempre mantuvo a Dios ante mis ojos y mi corazón. Y yo reitero doblemente mis palabras, pues van a ser las últimas. Después de ellas no voy a poder pronunciar otras que puedan remediarlas o disculparlas. Usted es sacerdote, padre. En la última carta que uno escribe, únicamente dice la verdad o lo que cree que es la verdad. He buscado a Dios en cada cráter de obús, en cada casa destruida, en cada esquina, entre mis camaradas cuando estoy en mi trinchera, y en el cielo. Dios no se mostró cuando mi corazón le gritaba. Las casas fueron destruidas. Mis camaradas fueron tan valientes o cobardes como yo. La ira y el asesinato estaban en la tierra. Bombas y fuego caían del cielo. Pero Dios no estaba ahí. No, padre, Dios no existe. Se lo escribo otra vez, y sé que es terrible, y que no puedo remediarlo. Y si después de todo hubiera un Dios, sólo estaría con usted, en los libros de himnos y oraciones, en los consejos piadosos de sacerdotes y pastores, en el tañir de las campanas y en el olor a incienso. Pero no en Stalingrado.

Estas no son las últimas cartas de Stalingrado; es algo diferente: son las cartas que quizá habrían podido escribir los soldados encerrados en la bolsa de Stalingrado, pero que no lo hicieron. No son exactamente una falsificación, pero tampoco son documentos auténticos.
No son verdaderas, pero pudieron ser bien ciertas. Pero nos acercan a una parte de la verdad de la batalla de Stalingrado, la que padecieron miles de soldados en el kessel antes de desaparecer en la derrota definitiva.

Para saber más:
Las últimas cartas de Stalingrado
La Segunda Guerra Mundial, ed Sarpe, Vol 3 p. 930

lunes, 30 de julio de 2012

El aristócrata anti-nazi

Nada hacía sospechar que un muchacho de 15 años, procedente de la más rancia aristocracia francesa, formaría parte activa de la lucha contra el nazismo. Robert de la Rochefoucauld (París, 1923) tenía tan solo 16 años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Murió el pasado 8 de mayo, a los 88 años, en la más absoluta intimidad. Tanto es así que la noticia no se conoció y difundió ampliamente hasta los pasados meses de junio y julio.


La vida de lujos de aquel conde francés se interrumpió de repente cuando, tras la invasión de Francia, su padre fue detenido por los alemanes. Un cartero delató ante la Gestapo al joven Rochefoucauld, quien, por aquel entonces, albergaba simpatías por las tropas del general De Gaulle. Logró huir a España en 1942, pero fue recluido en un campo de prisioneros franquista junto a dos pilotos británicos que lo habían ayudado a escapar del III Reich. Con ayuda de las autoridades de Reino Unido, que le dieron cobijo en el país, salió del campo. Ya en las islas británicas fue reclutado por el Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE, en sus siglas en inglés) un selecto —y secreto— cuerpo de élite creado por Winston Churchill destinado a realizar sabotajes y operaciones encubiertas.


Tras un entrenamiento de medio año en las cercanías de Manchester, fue lanzado en paracaídas sobre suelo francés en junio de 1943. Fue detenido tras volar una estación eléctrica y tramos de vía férrea. Logró fugarse saltando de un camión en marcha, y durante la huida sus captores trataron de acribillarlo a tiros; robó un coche oficial con la bandera nazi que tenía las llaves en el contacto ante la impotencia de su conductor y regresó a Gran Bretaña en submarino. Lejos de escarmentar tras semejante experiencia, vuelve a lanzarse sobre la Gironda en mayo de 1944. En esta segunda expedición, roba explosivos a la Wehrmacht camuflándolos en barras de pan y hace explotar un polvorín cerca de Burdeos, aunque es capturado de nuevo por los alemanes.


El cautiverio dura poco: fingiendo un ataque epiléptico, aprovecha la entrada del centinela en el calabozo para golpearle con la pata de una mesa y dejarlo inconsciente. Tras matarle rompiéndole las cervicales, el conde huye por las calles de la localidad disfrazado con un hábito de monja que había tomado prestado de la hermana de un compañero de armas. Finalmente, un agente británico logra ocultarlo en su casa.

Tras la guerra, Francia aprovecha sus conocimientos y Rochefoucauld se dedica a entrenar comandos para ser enviados a Indochina y a paracaidistas destinados a ser lanzados en el canal de Suez en 1956. Sus servicios merecieron la distinción de Caballero de la Legión de Honor, de la Cruz de Guerra 1939-1945, ambas condecoraciones francesas, y de la orden al Valor Distinguido, esta última, británica.

En 2002 publicó sus memorias con un título que hacía honor al lema de lo que había sido su vida: La liberté, c'est mon plaisir.

Para saber más:
El País
2GM
The Penguin Press

lunes, 16 de julio de 2012

Localizado en Hungría el criminal de guerra nazi más buscado

Unos periodistas del diario británico The Sun ha localizado en un barrio de Budapest (Hungría) al criminal de guerra nazi Ladislaus László Csizsik-Csatary, quien como jefe de la Policía Real Húngara para el gheto de la ciudad de Kassa fue el encargado de la deportación a Auschwitz de 15.700 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.


Csizsik-Csatary, que ahora tiene 97 años, ha sido localizado por dos periodistas del diario The Sun, que le fotografiaron e incluso lograron hablar con él. Cuando llamaron a su puerta, el hombre les abrió en ropa interior y pudieron preguntarle por su pasado. "No, no. Marchaos", respondió el expolicía.

Sobre la investigación abierta por las autoridades de Canadá, después de ser descubierto en 1997:
"No, no. No quiero hablar de eso"
"¿Lo niega? Mucha gente murió como consecuencia de sus acciones"
"No, no lo hice. Marchaos de aquí".

El equipo de reporteros británicos logró localizar a Csizsik-Csatary con ayuda del Centro Simon Wiesenthal, en cuya lista de nazis más buscados ocupa el primer lugar.
Csizsik-Csatary huyó a Canadá al final de la guerra. En 1948 Checoslovaquia lo condenó a muerte en ausencia por crímenes de guerra. Csizsik-Csatary se creó una nueva identidad como comerciante de obras de arte. Cuando fue descubierto, en 1997, Canadá le revocó la nacionalidad, pero el ex-policía logró huir de nuevo antes de que se tramitase su deportación. En los últimos 15 años su paradero había sido un misterio.

Para saber más:
El País
The Sun

viernes, 13 de julio de 2012

El soldado que luchó durante 50 años

La carrera militar del capitán James Maynard se extendió durante 50 años. Sirvió en la guerra Anglo-Sudanesa, en el frente occidental en la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil española. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se ofreció como voluntario con 64 años y fue puesto a cargo de la seguridad en el Almirantazgo.


Los detalles de la extraordinaria carrera de capitán Maynard se descubrieron cuando sus medallas y documentos fueron encontrados cuando se hacia limpieza en su casa.

Maynard se alistó en la Artillería de la Marina Real en 1894, con 19 años y desde 1898 luchó en la guerra Anglo-Sudanesa en barcos de guerra a lo largo del río Nilo y ganó Royal Humane Society Medal por salvar a un nativo que había caído al agua en una zona infestada de cocodrilos.También fue uno de las 27 personas que han tenido la Queen's Sudan Medal y también fue galardonado con la Khedive Medal de Sudan con tres cierres que representan las tres batallas en las que participó, entre las que está la de la defensa de Jartum.


En 1909 el capitán Maynard fue galardonado con la Long Service and Good Conduct Medal, pero sus batallas más duras aún estaban por venir.
A lo largo de la Primera Guerra Mundial sirvió en Dunkerque y en el frente occidental. Se licenció en 1916 y ganó las 1914 Star, British War Medal y la Victory Medal
En 1919 el capitán Maynard se retiró a Beccles en Suffolk, pero echaba de menos servir a su país y se ofreció para la Real Policía de Irlanda, sirviendo durante 18 meses.
A los 63 años, se involucró en la Guerra Civil Española, uniéndose como oficial en la Spanish non-intervention Organisation y ayudó a los buques de escolta a llegar a los puertos españoles.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939, se ofreció como voluntario para el servicio, a pesar de ser 64 años de edad, fue el encargado de la seguridad en el Almirantazgo.
Ganó la Defence Medal y la War Medal en 1945.  Nació en Islington, Londres, en 1875. Murió en su casa de Suffolk en 1968 a los 93 años.



Para saber más:

Mail 

jueves, 12 de julio de 2012

Vuelo desde Colditz 67 años después

El planeador original, al que apodaron el "Gallo de Colditz", formó parte de uno de los planes de escape más audaces conjuradas por los prisioneros de guerra británicos internados en el castillo.

Después de descubrir un libro sobre el diseño de aeronaves en la biblioteca, los prisioneros de guerra comenzaron a diseñar y construir un planeador detrás de una pared falsa en el ático del castillo.

Vuelo desde Colditz 67 años después

El planeador estaba prácticamente terminado cuando el campo de prisioneros Oflag  IV-C, supuestamente a prueba de fugas, fue liberado por las fuerzas estadounidenses en abril de 1945. Como resultado de ello, nunca se produjo su lanzamiento, previsto para finales de la primavera.

El vuelo se realizó para un documental del Channel 4 se centra en la construcción de la réplica del planeador y de su lanzamiento. La réplica es de radio control, que fue pilotada por un muñeco y despegó desde el techo de la capilla del castillo. Sin embargo, se estrelló al aterrizar en un campo cercano y el maniquí fue decapitado, lo que sugiere que de los dos escapados, el piloto del aparato habría muerto.


El ingeniero y ex piloto Tony Hoskins dijo:
Hemos demostrado que el concepto funcionaba. Lo pusimos en marcha y tomó la velocidad suficiente para salir de la azotea. Eso no fue un problema en absoluto.

El problema era el aterrizaje. Fue una operación muy difícil ya que el timón era bastante ineficaz, por lo que cuando se fue a iniciar un giro a la derecha era muy lento en la maniobra. Creo que los prisioneros eran muy valientes para lanzarse desde la azotea de esa manera.

Posiblemente, si no fuera por las vallas o las casas (que no estaban aquí durante la guerra) existe la posibilidad de que habría sido posible hacer hacer un vuelo y un aterrizaje seguro.
Vuelo desde Colditz 67 años después

El planeador original fue creado por el piloto de la RAF Tony Rolt y por el  teniente de vuelo Bill Goldfinch en un taller improvisado de tan solo 6m  de largo por 2m de ancho, en el ático, que era patrullado por guardias, a partir de elementos como sacos de dormir, los resortes de un gramófono y maderas del suelo. En Imperial War Museum tiene en su colección una réplica.

El equipo de Channel 4 construyó su réplica en el piso de abajo del ático del castillo e invirtieron más de 4430€ en materiales y construyeron su réplica a las especificaciones exactas, 10,28m de ancho y 2,6m de largo, aunque con 150kg (la mitad del peso del original) para dar cabida a un maniquí en lugar de los dos prisioneros de guerra.

Vuelo desde Colditz 67 años después

El campo de prisioneros Oflag IV-C fue inmortalizado en la serie de televisión de la BBC, "Colditz", y era a donde iban a parar los oficiales aliados con una reputación de fugas temerarias y repetidas. Sin embargo, a pesar de ser de alta seguridad y a prueba de fugas, se contabilizaron 186 intentos de fuga. 39 fugas tuvieron éxito, como la de un preso que se hizo pasar por un general alemán.

Los prisioneros idearon toda clase de métodos para escapar. Duplicaron las llaves de varias puertas, hicieron copias de mapas, falsificaron los documentos de identidad y fabricaron sus propias herramientas. El MI9, que se especializaba en equipo de fugas, se comunicaba con los prisioneros en código y enviaba artilugios ocultos con cuidado en paquetes recibidos de familiares o de organizaciones caritativas inexistentes, excepto los paquetes de la Cruz Roja por miedo a que los alemanes cortasen las entregas a los demás campos, aunque se llegaron a incluir barajas de naipes que contenían en cada uno de ellos porciones de mapas que unidos creaban uno más grande de la zona. 

Hubo una sola muerte durante los intentos de fuga: el teniente británico Michael Sinclair en septiembre de 1944. Los alemanes lo enterraron en el cementerio de Colditz con honores militares. Finalizada la guerra, recibió la Orden al Servicio Distinguido a titulo póstumo.

Vuelo desde Colditz 67 años después




Para saber más:
Wikipedia
Mail

miércoles, 11 de julio de 2012

La batalla de Midway

El 4 de junio de 1942, en torno a las islas Midway se enfrentaron japoneses y estadounidenses en una batalla aeronaval que cambiaría el curso de la guerra en el Pacífico.

La isla de Midway en la actualidad
En la madrugada del 4 de junio de 1942,  dos potentes escuadras, la japonesa y la estadounidense,  iniciaban un decisivo enfrentamiento aeronaval en el Pacífico por el control del al estratégico archipiélago de las islas Midway, situado a 1.800 km de Hawai y 3.200 de Japón. Posesión estadounidense y con un pequeño aeropuerto, las Midway habían sido elegidas como objetivo por Japón para evitar que Estados Unidos las utilizara como base  en los combates que libraban ambas potencias desde el 8 de diciembre de 1941, fecha en que Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial,  tras el ataque japonés contra la base naval de Pearl Harbor del día anterior.

Neutralizar dichas islas suponía para Japón extender su zona de seguridad en el Pacífico, una vez controlado desde Corea a Birmania y tras las conquistas de Filipinas, las Indias holandesas, las Salomón, las Marianas y las Carolinas…  y tras su victoria en la Batalla de Mar de Coral, el 6 de mayo de 1942.


Pero en las Midway todo cambió. Los planes japoneses fueron interceptados por la inteligencia militar estadounidense y el  ataque de la escuadra comandada por el almirante Yamamoto no cogió de sorpresa a los estadounidenses. Dos grandes formaciones chocaron tras los primeros bombardeos japoneses sobre las islas y los combates duraron hasta el 7 de junio, en que la batalla terminó con la retirada japonesa.
Los japoneses experimentaron grandes pérdidas: se hundieron los cuatro portaaviones que  habían entrado en liza: Akagi, Kaga, Hiryu y Soryu (alcanzados casi simultáneamente, con pocos minutos de diferencia) y un crucero (el Mikuma); más de 200 aviones fueron derribados o destruidos a bordo de los portaaviones y tuvieron 3.057 bajas. El aniquilamiento tan rápido de los navíos japoneses se debió a la confluencia fatal de dos factores: los portaaviones japoneses no disponían de cubiertas de vuelo blindadas, estas eran de metal simple con cobertura de madera, muy vulnerables al fuego y las explosiones. La segunda razón era que tanto los aviones en cubierta como los que estaban abajo en los hangares estaban con sus depósitos llenos de gasolina, con municiones y bombas cargadas, de tal modo que bastaba con alcanzar a uno para que el resto estallara en cadena.

El Soryu bajo ataque de los B-17
Por  parte  de los estadounidenses hubo que contabilizar el hundimiento del portaaviones Yorktown y del destructor Hamman, así como la destrucción de más de 100 aviones, embarcados o procedentes de la isla de Midway y unas 300 bajas.

El Yorktown, escorado empieza a hundirse
La batalla, que confirmó la supremacía en la lucha naval de los portaaviones sobre los acorazados, marcaría un punto de inflexión en la guerra en el Pacífico. Japón no tenía la potencia industrial de Estados Unidos y no ya no estaría  en condiciones de reponer a tiempo los efectivos hundidos. A partir de entonces, tendría que batirse a la defensiva, mientras los estadounidenses, con el apoyo de la fuerzas de la Commonwealth (Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda) pasaban al ataque.

Douglas SBD-3 "Dauntless" sobrevuelan el crucero Mikuma
Para saber más:
Wikipedia
La aventura de la Historia

lunes, 9 de julio de 2012

¿Cómo logró Winston Churchill dormir la siesta, incluso en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial?

¿La clave del éxito de Winston Churchill durante los años de guerra está en unos tapones para los oídos?

Durante la Batalla de Inglaterra el primer ministro británico Winston Churchill tenia problemas para descansar correctamente por lo que se le fabricaron unos tapones a medida para los oídos.



El juego de tapones de los oídos, hechas de cera de abeja purificada, algodón y lanolina, viene completo con los moldes originales de las orejas de Churchill, que aún se ajustan perfectamente en el interior.
Durante los años de guerra en el gabinete de guerra de Churchill había una constante actividad por lo que sin duda sería muy importante bloquear cualquier ruido extraño para poder descansar.Churchill era aficionado a dormir la siesta y decía que gracias a estas pequeñas siestas podría trabajar más horas en un día que si seguía el ciclo normal del sueño.

Los moldes originales de las orejas de Churchill y los tapones para los oídos (derecha) que le ayudaron a dormir durante los años de guerra
Los tapones para los oídos, no son la primera pieza de memorabilia de Churchill que se ha subastado. La casa de subastas Key Auctioneers de Aylsham, Norfolk, ha vendido varias de sus recuerdos históricos e inusuales.
En julio de 2010 se subastaron unas
dentaduras chapados en oro por 15.200 libras (el comprador, un coleccionista de recuerdos de Churchill de Gloucestershire, también posee el micrófono con el que Churchill anunció el fin de la guerra en Europa en 1945.) y en enero de 2012, un puro a medio fumar, descartado por Churchill en 1941, se vendió por más de 4.000 libras.

 
Y cuando parecía que ya no se podían subastar objetos curiosos de Churchill han aparecido estos tapones para los oídos. El dinero recaudado de la venta de los tapones, que ascendió a 2.000 libras, se dio a para fines sociales.


Para saber más:
Subastas Siglo XXI
Mail OnLine
X-Code´s


sábado, 7 de julio de 2012

Vendo mi alma al Señor

Autor invitado: Ramón D. Peralta

Fotografía de Al Chang
Soldado de mil batallas, guerrero diestro en la bravura
Luchador incansable de las estepas y llanuras,
Prodigioso servidor de su palo, trinquete y mesana
Eleva su plegaria al cielo, "quiero a mi mama".
mientras la muerte sigilosa la lleva por la mañana.

En el ocaso de la vida, resplandece como ícaro adormecido
el recuerdo de mil caricias, y las palabras al ser nacido
Y en la sinapsis de todas las cosas, apareces fulgurosa
Como si no importaran las rosas todas, sino mi mami...
nuestra reina, mi diosa esplendorosa, la mujer más hermosa

El genio, el creador, el escritor se detienen, también el animal
como si el mundo pidiera explicaciones, quizás una señal
Mi madre esta enferma, no insistas ni habéis de demandar
Que espere el universo, su todo y nada , mi mamá está mal.

He descubierto un millón de amaneceres y ocasos
He leído a Heráclito y a Sófocles, lloré con Pegasus
He narrado cuentos bellos, también he escrito ensayos
Pero os pido amigo mío, que me esperes junto a los otros
Mi corazón y alma en vilo, hoy tengo a mi madre en brazos

Madre, oíd esta súplica, no te vayas, de rodilla os ruego
Un día me hice ateo, y no se rezar pero rezo
Si hay alguien llamado Dios, pido me escuches por favor
¡Cambio todo por tenerla, vendo mi alma al Señor !.....

Entre suspiros y ruegos, mi madre posa sin maña
sus manos en mi frente, y con tenue voz me alienta
"No molestes a mi Dios, yo estoy lista", mamá no os engaña
La vida tiene su muerte, y el de arriba lo echó en ganas
no llores hijo mío, se feliz conmigo, nos veremos mañana.-

Ramón D. Peralta

jueves, 5 de julio de 2012

68 años con una bala pegada al corazón

Theo Francos vivió 98 años, los últimos 68 con una bala alojada en el tórax, a escasos milímetros del corazón, que le dispararon en la Segunda Guerra Mundial, en Holanda, ante un pelotón de fusilamiento.  
“Oí el comienzo del tableteo de las metralletas y me dejé caer. Todo se volvió negro. Entonces se produjo el milagro. La bala que debía haberme tocado el corazón fue amortiguada y desviada por una insignia metálica de paracaidista que llevaba en el uniforme. Gravemente herido, caí en la fosa con mis compañeros muertos. Los alemanes no nos remataron ni nos cubrieron de tierra y cal, sino que decidieron dejarlo para el día siguiente. Segundo milagro. Antes de su llegada, al alba, se produjo el tercer milagro. Una pareja de campesinos holandeses pasó por delante de la fosa para empezar su jornada de trabajo en el campo. Eran de la Resistencia. Sorprendidos, descubrieron la carnicería y observando los cuerpos vieron que uno entre ellos se movía todavía un poco. Era yo”.
Aquella pareja lo escondió y cuidó hasta que se recuperó. Francos nunca quiso sacarse la bala. Le dio miedo. Cada tres meses pasaba una revisión para comprobar que no se había movido. Solía decir que su vitalidad le venía del metal que aquel proyectil le iba administrando a la sangre. 


Hijo de emigrantes españoles, con 22 años llegó a Madrid para luchar en la Guerra Civil en el bando republicano. Se unió al quinto regimiento, con otros franceses y también belgas. Su primera acción fue la defensa del puerto de Somosierra, para cerrar el paso al general Mola.
Posteriormente, se unió a la XI Brigada Internacional, donde fue comisario político. Fue destinado a la defensa de la Ciudad Universitaria de Madrid. Allí le hirieron por primera vez, en un brazo, por metralla de una granada. 

“Fue un combate terrible, cuerpo a cuerpo, edificio por edificio, escalera por escalera. Tirabas un tabique y te encontrabas con un moro de frente. El primero que tiraba era el que se salvaba. Pasamos mucho miedo”.

Soldados republicanos manejan una ametralladora en la Ciudad Universitaria
Ya recuperado, volvió al frente en el río Jarama, donde murieron miles de brigadistas. Atravesó a nado el río para recoger a un compañero, un pianista americano al que una granada había arrancado un brazo. Ambos se reencontraron en 1986. Con su única mano, el brigadista al que había salvado la vida tocó El paso del Ebro.

Después vino la Batalla de Brunete, la de Belchite, Teruel, el Ebro... hasta que los brigadistas internacionales recibieron orden de retirarse. Pero Theo no quiso marcharse. Se unió a la 65ª Brigada de choque del Ejército republicano, y en marzo de 1939 terminó en el puerto de Alicante, la gran ratonera donde los perdedores de la guerra esperaban unos barcos extranjeros que nunca llegaron para evacuarles. Allí presenció los suicidios de compañeros que prefirieron quitarse la vida antes de caer prisioneros. A él lo enviaron a la cárcel de Portacelli, donde fue torturado, y después al campo de concentración de Miranda de Ebro del que se fugó y fue capturado de nuevo varias veces. En 1940, gracias a la Cruz Roja, fue liberado. Pensaba que volvía a casa a descansar, pero volvía a otra guerra.
 
Radiografía del tórax donde se ve la bala
El 21 de junio de 1940 embarcó rumbo a Inglaterra para ingresar en la escuela de paracaidismo de Manchester. En 1942, le enviaron a Libia, donde tuvo que rematar a su mejor amigo, herido por una ráfaga de metralleta.
El 15 de septiembre de 1944 se lanzó en paracaídas sobre Arnhem, en Holanda, con otros 36 hombres. Cayeron prisioneros. Les llevaron a una fosa y dispararon. Esa es la bala que aún conservaba en el tórax. Todos le dieron por muerto.

Tumba a un soldado desconocido en Arhem
Para saber más:
El País

miércoles, 4 de julio de 2012

La mansión de Hitler en Hollywood

Adolf Hitler tendría un lugar de retiro dorado en California. Desde aquel idílico paraje, en unos Estados Unidos supuestamente nazis y controlados por el Reich de los Mil Años, el Führer iba a hacer y deshacer la política mundial a su antojo.


Los filonazis de los Estados Unidos en los años 30, los "Camisas Plateadas", estaban tan convencidos de que la victoria de Hitler en la Segunda Guerra Mundial era inevitable que se gastaron millones de dólares en la construcción de este complejo de lujo a la espera de la llegada de su Führer.


Según el diario Daily Mail, un espía alemán de nombre Herr Schmidt convenció a la nazi estadounidense y rica heredera Jessie Murphy para que «invirtiese» en la futura casa californiana de Hitler 5 millones de dólares, que hoy serían unos 66. El complejo disponía de un gran tanque de agua, 22 habitaciones, jardín para el cultivo de vegetales -Hitler era vegetariano- e incluso un búnker. Cuando terminase la guerra iba a ser ampliado con financiación alemana. Tendría una piscina, cinco bibliotecas, un gimnasio y varios comedores más. Pero cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial después del bombardeo japonés a Pearl Harbor, las autoridades del país echaron a los aproximadamente 50 nazis americanos que vivían en la que estaba destinada a ser la mansión hollywoodiense de Adolf Hitler.


Tras la guerra, llegaron a vivir en la mansión una colonia de artistas y el novelista Henry Miller. El edificio, muy próximo a las casas de conocidos actores y directores de cine como Steven Spielberg, ha atraído a curiosos, historiadores y neonazis. Está planeado que las palas excavadoras derriben el complejo para hacer sitio a una nueva zona habilitada para la práctica del pícnic. Hitler no pudo estrenar su casa californiana. En vez de vivir sus últimos momentos frente al Pacífico los pasó en un búnker en Berlín, donde acabó suicidándose.





Para saber más:
ABC
Daily Mail
Eroteme

martes, 3 de julio de 2012

La autobiografía del Jeep Willys y el Jeep en la guerra y la paz

El General George C. Marshall definió al Jeep como la mayor contribución de los EE.UU. a las operaciones de guerra modernas. De hecho, la historia de la Segunda Guerra Mundial es también la historia de los primeros años de Jeep Willys, dado que después de 1941 participó en todas las campañas como vehículo ametralladora, vehículo de reconocimiento, ambulancia, camioneta, transporte de tropas, portador de municiones, máquina para el tendido de alambres y taxi.



Curioso vídeo de las pruebas del ejército australiano.

 

Fuente: