“Siento confirmarle, doctor, que, en efecto, va a tener que marcharse. La Gestapo nos acecha constantemente, ya han muerto cuatro de nuestros agentes en España y no puedo permitir que usted sea la quinta víctima. Me notifican que están enterados de sus actividades en la vía de escape española, y ni siquiera en su finca gallega estamos seguros de poder mantener el anonimato. Nuestra máxima prioridad es que España no entre en guerra. Cualquier cuestión que lo entorpezca tendrá que evitarse”.
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Eduardo Martínez Alonso |
La guerra civil no se acabó en Galicia en 1939. Continuo en el régimen de Franco y la Segunda Guerra Mundial. Galicia se había convertido en un objetivo de gran importancia estratégica por su ubicación privilegiada para la vigilancia del tráfico marítimo, el aprovisionamiento de buques y el apoyo en combates navales y por su cercanía a la frontera portuguesa y, sobre todo, por la producción del wolframio. Tanto los aliados como el Eje tenían planes de invasión que podrían haber convertido la costa de Lugo y el norte de A Coruña en una nueva Normandía.

Samuel Hoare, solicitó una reunión de urgencia con Franco en el Pazo de Meirás, donde el dictador pasaba las vacaciones. En ella, Hoare le dijo a Franco que, o dejaba de ayudar a los alemanes en asuntos como el tráfico del wolframio, los espías, o el uso de los puertos por los navíos italianos y alemanes, podía enfrentarse a una invasión aliada. Finalmente, Franco aflojó en su ayuda al EJE, como los aliados pretendían.
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