martes, 30 de abril de 2019

Historia de una imagen: Clase de educación racial

Los tres grupos que aparecen en la lámina colgada de la pizarra son, de arriba a abajo: "Ostbaltische Rasse" ("raza báltica oriental"), "Ostische Rasse" ("raza alpina") y "Dinarische Rasse" ("raza dinárica"). Estos tres grupos se consideraron parte de las subrazas de la raza caucásica, otros que estaban incluidos en la clasificación eran los nórdicos y mediterráneos.

Clase de educación racialLos Nazis hicieron todo lo posible para inculcar en los jóvenes alemanes el orgullo de su raza a través de la enseñanza de la biología racial. La Liga Nacional de Maestros Nacionalsocialistas (NSLB), en particular, enseñó en las escuelas que deberían estar orgullosos de su raza pura y no de la mezcla racial.

La biología racial tenía como objetivo alentar a los alemanes a mantener la pureza de su raza, el NSLB enfatizó en las escuelas primarias el elemento racial nórdico del Volk (pueblo) alemán, para ello tenían que contrastar este con las diferencias raciales que representan los pueblos considerados como extranjeros, como los judíos.

La política racial nazi no siempre incluía la degradación de los judíos, sino que siempre tenía que mantener la importancia de la sangre alemana y la raza aria. Esto a menudo estaba conectado con la sangre y la ideología de la tierra, de la patria. Mientras se enseñaba a los jóvenes alemanes sobre la importancia de la sangre, al mismo tiempo se les enseñaba sobre los peligros que representan los judíos en Alemania y el espacio vital necesario en el este, en particular en Rusia. Las novelas y los cuentos retrataron a los alemanes como poseedores únicos y poseedores de un destino único y de que los judíos eran el mayor de los males para los arios. Se afirmaba que la segregación de razas era natural, así como las especies separadas no se juntaban en la naturaleza.

Tras las Leyes de Nüremberg, de 1935, cualquier relación entre arios y no arios se convirtió en una ofensa criminalizada. Los arios que fueran declarados culpables bajo las leyes eran acusados ​​de Rassenschande ("vergüenza racial") y se enfrentaban a ser deportado a un campo de concentración, mientras que los no arios se podrían enfrentar la pena de muerte.

La importancia de la pureza racial aria llevó a la adopción de políticas de higiene racial  (Rassenhygiene) no solo entre los que se consideraban "Untermensch" (seres inferiores), sino tambien entre los discapacitados alemanes, que en un primer momento sufrieron la esterilización forzosa y posteriormente el asesinato.

Para saber más:
El tercer Reich, de H. S. Hegner
Tercer Reich, día a día, Christopher Ailsby
Historia de la Historia 
Rare historical photos
Historia y vida

lunes, 22 de abril de 2019

La película más taquillera del III Reich

Al igual que los Estados Unidos tenían su "fábrica de sueños" en Hollywood, en Alemania existía la UFA, la Universum Film. AG, fundada en 1917. La UFA fue la productora cinematográfica más importante e influyente durante el III Reich, que desde que Hitler llegó al poder empezó a comprar acciones, y antes de estallar la Segunda Guerra Mundial ya poseía cerca del 80% de la productora que fue nacionalizada en 1941.

La película más taquillera del III Reich
La película producida en 1942 por la UFA, Die Grosse Liebe (El Gran Amor) se convirtió en la cinta más taquillera del III Reich, recaudando la friolera de 9,2 millones de Reichmarks en taquilla. A partir de 1945 las fuerzas aliadas de ocupación la prohibieron.

Dirigida por Rolf Hansen, Die Grosse Liebe, cuenta una sencilla historia sobre un teniente de la Luftwaffe Paul Wendland (Victor Staal) que estando de permiso en Berlín queda cautivado por una bella cantante de revista Anna Holberg (Zarah Leander). Finalizado el espectáculo, el teniente la espera en la salida de artistas y comienza a seguirla en el tranvía y cuando están ante la casa de ella suenan las sirenas que avisan de un ataque aéreo y han de huir a refugiarse, junto a otras personas, en el sótano de un edificio, donde el oficial saca una bolsa de café auténtico con el que invita a todos a una taza.

La película más taquillera del III ReichTras finalizar el ataque el Paul acompaña a Anna a su piso. Después de mirarse tiernamente, ella pone su mano en el pomo de la puerta para dejarle salir, pero el coloca su mano encima y cierra la puerta muy despacio. La escena siguiente muestra un avión que traslada al teniente y sus compañeros hacia el frente.
Los amantes viven su amor separados por la guerra y su boda es constantemente aplazada por la misiones de Paul. El mensaje de la película es que todo el mundo debe entender que la felicidad personal tiene un papel secundario ante la guerra.

La escena que muestra como los protagonistas pasan juntos la noche anterior a la partida del piloto llevó a protestar al Alto Mando de la Wehrmacht porque consideraba que un teniente de la Lufwaffe no actuaría de ese modo. El Ministro de Propaganda Goebbels, que controlaba el cine, llamó al Goering, jefe de la Lufwaffe para comentarle la protesta del Alto Mando. Goering le contestó que si un oficial de la Lufwaffe no se aprovechaba de la situación, no podría ser considerado como tal y se burló de la protesta.

La película tenía dos canciones que causaron sensación entre el público. Una era Davon geht die Welt nicht unter (Por  eso no se hundirá el mundo) cantado por Anna a capella ante un grupo de pilotos, y que se convirtió en un llamamiento a la resistencia ante las bombas enemigas. La otra canción era Ich weiss es wird ein Mal ein Wunder gescheh'n (Se que algún día sucederá un milagro) que intentaba alegrar el ánimo de los espectadores. A pesar de su éxito ninguna de las dos canciones llegaron al nivel de la inolvidable Lili Marleen que, siendo prohibida por Goebbels, terminó convirtiéndose en parte de la banda sonora de la Segunda Guerra Mundial.

Es la única película del III Reich que muestra la realidad del frente interno directamente, aunque muy recortada. Por ejemplo, la secuencia del refugio es mucho menos dramática de lo que sería durante un bambardeo.

Para saber más:
IMDB
Return 2 Style
Nazis en Madrid, de Peter Besas
Film Affinity

domingo, 7 de abril de 2019

Caballería alemana en la Segunda Guerra Mundial

Estamos acostumbrados a ver las imponentes columnas del ejército alemán formadas por una gran cantidad de tanques, vehículos blindados, transportes de tropas y camiones, pero gran parte del transporte pesado lo llevaron a cabo los caballos.
Un soldado alemán de 19 años escribió: "No podía creérmelo. Todavía estábamos en la etapa de la artillería tirada por la fuerza de los caballos. Todo parecía muy atrasado en esta edad moderna".

Caballería alemana en la Segunda Guerra MundialEn 1939, el III Reich poseía 3,800,000 caballos. 885,000 fueron inicialmente a la Wehrmacht como monturas, tiro y animales de carga. De estos, 435,000 caballos fueron capturados en la URSS, Francia y Polonia. Se compraron caballos adicionales de Hungría, Rumania, Checoslovaquia e Irlanda.

Una división de infantería alemana en el año 1939 incluía unos 1.143 vehículos de tracción animal y 5.375 caballos, frente a menos de 950 vehículos a motor (sin contar las motocicletas), algo que no cambió demasiado hasta el final de la guerra.

Las escuelas de equitación, caballos y jinetes alemanes fueron de la más alta calidad y de 1930 a 1940 compitieron en todos los eventos ecuestres internacionales importantes. Su mayor logro se dio en los Juegos Olímpicos de 1936 cuando el equipo alemán ganó seis medallas de oro ecuestres y una de plata, dominando las tres disciplinas: doma, salto y militares, una hazaña que nunca más se repitió.

Caballería alemana en la Segunda Guerra MundialAntes de 1935, se llegaba hasta las 3.000 horas de entrenamiento básico del jinete en la caballería alemana. Esto sentó una excelente base para las tropas montadas a caballo, aunque a partir de ese momento, el entrenamiento del jinete se redujo a un promedio de una hora por día, con los jinetes ahora entrenándose principalmente en armas y estrategias de combate. Aunque su función principal  estaban dirigida al reconocimiento y exploración, los soldados de caballería entrenaron tanto como la infantería. El entrenamiento fue riguroso, a menudo realizaban más de 50 kilómetros al día en la silla, cada caballo además soportaba más de 100 kilos entre jinete y equipo. La equitación también formaba parte del entrenamiento en las academias de las SS, ya que lo consideraban como parte del legado de los Caballeros Teutónicos.

Muchos soldados alemanes estaban acostumbrados en la vida civil a cultivar las tierras de labranza, en las que los animales, particularmente los caballos, eran una parte importante de sus vidas. Tenían un vínculo especial con los animales, un vínculo de sangre y tierra.

Miles de soldados fueron a la guerra, con su caballo, a la caballería alemana. Sus monturas fueron elegidas por comités especiales que compraron caballos de tres años, que realizaron entrenamiento a partir de las cuatro y continuando durante dos años más en un duro programa de adiestramiento. Los caballos de tiro también entraron en servicio cuando los carros de carga se hicieron más pesados. Algunos de los carros de transporte podían pesar de 600 kilogramos a una tonelada y podrían requerir de cuatro a seis caballos para tirar de ellos, especialmente a través del terreno difícil y las carreteras del frente oriental no eran precisamente autopistas.

Caballería alemana en la Segunda Guerra MundialAl comienzo de la guerra la caballería estaba formada por 16.400 soldados, de los 10.000 permitidos por el Tratado de Versalles. Estos soldados al comienzo llevaban lanza, pero luego dieron paso a las carabinas. Ya en 1934, las motocicletas empezaron a sustituir a los caballos y hasta 4 regimientos pasaron a ser de infantería motorizada. Otros regimientos pasaron a ser unidades panzer. Los caballos fueron empleados por otros elementos del Ejército, incluidos la infantería, la artillería, los ingenieros, las unidades médicas y las unidades de suministros.

Entrada la guerra, las mujeres tomaron el rol de lo adiestradores de caballos por falta de hombres por lo que se formaron las Bereiterinnen.

El equipo de los jinetes estaba formado principalmente por el uniforme gris de la Wehrmacht con cuero en el pantalón, así como botas de cuero suave, más altas que las botas de marcha de los soldados de infantería. La mochila del soldado incluía una sección de la tienda de la escuadra, que era usado como camuflaje, gabardina o refugio. En muchos casos, era la única protección contra el invierno ruso. Después de 1939, todos los oficiales llevaron el MP-38 y más tarde la MP-40. Todos los demás llevaban la carabina estándar K98 de infantería modificada a una longitud más corta.
Oficiales, sargentos y personal médico también llevaron la Luger. Avanzada la guerra algunas tropas de caballos recibieron los nuevos fusiles de asalto STG44, predecesor de las modernas armas de infantería de hoy.

Caballería alemana en la Segunda Guerra MundialLa última división de caballería fue la 1ª, que tras la campaña en la Unión Soviética de 1941/42 se convirtió en la 24ª División Panzer. En marzo de 1945, las pocas tropas a caballo que quedaban tomaron parte en operaciones defensivas en el Danubio. Se entregaron un buen número de estas unidades a los británicos, con una última marcha a través de Wurttemberg en junio de 1945. Tras un breve periodo de cautiverio hombres y monturas fueron liberados.

En el caso de las dos divisiones de caballería que tenían las Waffen SS. Después de luchar dos años en el Frente del Este, fueron aniquiladas por el Ejército Rojo en la lucha por Budapest.

Las unidades de caballería de la Wehrmacht compuestas por voluntarios cosacos anticomunistas se rindieron a los británicos y fueron repatriados por la fuerza a los soviéticos que los consideraban colaboracionistas y traidores. Los oficiales de alto rango fueron ejecutados y la tropa sufrió condena en los Gulag, durante años.

El número de caballos y mulas utilizados por las fuerzas armadas alemanas utilizados durante la guerra llego a una cifra próxima a los 2.750.000. De estos, 750,000 murieron durante el conflicto. Aproximadamente el 80% del transporte total de la Wehrmacht en el frente llegó a depender de los equinos. Pero esa dependencia no se limitó tan solo a los equinos tambien se recurrió a los tiros de perros.


Para saber más:
La Caballería Alemana, de Jeffrey T. Fowler
El libro del soldado de la Wehrmacht, de Óscar González y Pablo Segarra
El auge de Alemania, la Segunda Guerra Mundial en Occidente 1939-1941, de James Holland
Foro Militar General
Eurasia1945
Bellumartis

lunes, 1 de abril de 2019

Lectura recomendada: Némesis

Al Cajón de Grisom llega Némesis, una novela de Alexis Brito Delgado, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en el frente del Este. En ella continua con la familia Stark, que ya han aparecido en un buen número de sus relatos, como El Último Templario o Soldado de Fortuna, ambientada en las guerras napoleónicas.

Némesis, de Alexis Brito Delgado
Némesis comienza de un modo desgarrador y cruel. El SS-Hauptsturmführer Johannes Stark y el resto de su unidad cazan judíos tan solo por diversión. No comienza como una novela bélica al uso aunque su trama principal lo lleve a territorio enemigo para rescatar a un científico capturado por los soviéticos con su grupo de fanáticos de las SS, como en las mejores historias de comandos.

La misión de Stark y sus hombres será un camino de cambio que hará que el Hauptsturmführer sufra una crisis de fe en la victoria y en su moral, por lo que  busque la expiación mientras huye del Ejército Rojo para volver a casa.

Alexis tiene una estupenda capacidad narrativa. Su novela respira los aires de las obras clásicas de la Segunda Guerra Mundial de Sven Hassel y a las aventuras y desventuras de su variopinto grupo de soldados. Como a Hassel, a Stark le siguen personajes como los gemelos Mason, el sargento Kraus, Meyer el grandullón o el francotirador Konrad, cada uno con sus historias y miserias. Son crueles y sanguinarios por lo que cuesta empalizar con ellos y en ocasiones querer que acaben con ellos. Si has disfrutado de las novelas de Sven Hassel, con esta también lo harás.

La guerra es cruel y llena de muerte, sangre, cuerpos destrozados y mucha desolación y la novela de Alexis muestra la guerra como lo que es, muy gráfica, sin ocultarlo. De ritmo muy ágil y de fácil lectura, aunque en ocasiones caiga en algunas pequeñas imprecisiones, es muy recomendable. Hay que tener en cuenta que no es un libro de historia, es una novela.

Para Saber más:
Serial Ediciones
Alexis Brito Delgado