domingo, 16 de febrero de 2025

Lectura recomendada: La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes

Hace tiempo que no recomendaba un libro de ensayo y creo que “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” de Fernando del Castillo es una oportunidad estupenda para retomar estas sugerencias.

Alrededor de la figura de Adolf Hitler se ha escrito mucho, pero mucho, y lo que queda. Algunos libros con gran acierto y otros tantos que lo único que han hecho es fomentar aún más lo que Fernando del Castillo desmonta en este interesantísimo libro. Pero pongámonos en contexto. Cuando el fin de su imperio estaba próximo, Hitler se encerró en su búnker, se casó con su compañera Eva Braun, se quitó la vida y ordenó que su cuerpo fuera incinerado para no sufrir el trágico final de su amigo Benito Mussolini, cuando fue ajusticiado y exhibido en la plaza del Loreto en Milán. Esta es la versión de la historia que se da como oficial y que diversos testigos corroboran.

Como el cuerpo no apareció, desde el primer momento han ido circulando multitud de mitos, rumores y bulos de toda índole. Todo comenzó en 1945 y en 2025, tras ochenta años siguen vigentes. Hay historias que afirman que quien fue quemado era un doble o que no era nada de eso. Otras que huyó de Alemania a través de España hasta Argentina o Brasil y hasta que se quedó en España protegido por el dictador Francisco Franco; que escapó a Japón y que llegó a la Antártida, donde los nazis tenían una base secreta. En todos los casos disfrutó de una generosa vida librándose de ser juzgado. Estas son solo una pequeña porción de las múltiples teorías sobre el final de Hitler que “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” desmonta con rigor, apoyándose en toda la documentación disponible y con las declaraciones de testigos presenciales.

Para Fernando del Castillo, tal cúmulo de especulaciones tiene un punto de partida muy interesante y poco conocido. El principal nexo es, ni más ni menos, que el dictador soviético Iósif Stalin que se empeñó en hacer ver que fueron el resto de los aliados quienes facilitaron la huida y posterior vida oculta de Hitler, aunque tuvo en sus manos informes que dejaban claro que Hitler no había huido, que se había suicidado y que había sido incinerado en el exterior del Führerbunker.

En mi opinión, “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes” es una lectura necesaria para comprender el mito de Hitler, sus últimos días de vida y multitud de elementos fundamentales para descifrar por qué no se admitió desde el principio la muerte del Führer. Fernando del Castillo da respuesta en su libro a multitud de incógnitas y a como algo que sucedió hace ya ocho décadas sigue fascinado y manteniéndose vivo.

 “La desaparición de Hitler. Mitos, falacias y fraudes”, está editado por Sekotia y se puede comprar en tu librería de confianza, en plataformas y en la web de la editorial.

Fernando del Castillo Durán es catedrático y doctor en Hispánicas, miembro de la asociación Historiadors de Cataluña-Antonio de Campmany y tiene publicadas las novelas “El librero de Cordes”, “Memoria de la niebla”, “El sable torcido del general” y “El organista de Montmartre”, además de múltiples artículos. En la actualidad está preparando una completísima biografía del general Patton.

domingo, 26 de enero de 2025

La bailarina de Auschwitz

El 23 de octubre de 1943, un transporte de aproximadamente 1700 judíos polacos con pasaportes extranjeros partió del campo de concentración de Bergen-Belsen, en Alemania. Llegaron en trenes de pasajeros al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, aunque se les dijo que los llevarían a un campo de transferencia llamado Bergau, cerca de Dresde, desde donde continuarían a Suiza para ser intercambiados por prisioneros de guerra alemanes.

La bailarina de Auschwitz-BirkenauUna de las pasajeras fue Franceska Mann, una joven bailarina que actuaba en el club nocturno Melody Palace en Varsovia y que probablemente había obtenido su pasaporte extranjero en el Hotel Polski en el lado ario del Gueto de Varsovia. 

En julio de 1943, los alemanes arrestaron a los 600 habitantes judíos del hotel y algunos de ellos fueron enviados a Bergen-Belsen como judíos de intercambio. Otros fueron enviados a Vittel, en Francia, para esperar su traslado a América del Sur.

Según Jerzy Tabau, un prisionero que más tarde escapó de Birkenau y escribió un informe sobre el incidente, los recién llegados no fueron registrados en Birkenau. Les comunicaron que debían ser desinfectados antes de cruzar la frontera hacia Suiza. Fueron llevados a una sala para desvestirse junto a una de las cámaras de gas y se les ordenó desvestirse. 
La hermosa Franceska llamó la atención del Sargento Mayor Josef Schillinger de las SS, que la miró fijamente y le ordenó que se desnudara por completo. De repente, Franceska arrojó su zapato a la cara de Schillinger y, cuando abrió la funda de la pistola, Franceska tomó su pistola y le disparó dos veces, alcanzándole en el estómago. Luego realizó un tercer disparo que hirió a otro suboficial llamado Emmerich. Schillinger murió de camino al hospital.

Según el informe de Tabau, los disparos sirvieron como una señal para que las otras mujeres atacaran a los hombres de las SS; A un soldado le arrancaron la nariz, y a otro le cortaron el cuero cabelludo.
 
La bailarina de Auschwitz-BirkenauLos SS pidieron refuerzos y el comandante del campamento, Rudolf Höss, llegó con otros soldados con ametralladoras y granadas. 

El informe de Jerzy Tabau, denominado "Informe del comandante polaco", se incorporó al Tribunal Militar Internacional de Nüremberg como el documento número L-022. Este informe tambien fue citado por Martin Gilbert en su libro "From the ends of the Earth: The Jews in the 20Th Century".

Según otro informe, llamado "Resistencia judía en la Europa ocupada por los nazis", también citado por Martin Gilbert, las mujeres fueron eliminadas una por una, llevadas afuera y asesinadas a tiros. Sin embargo, Eberhard Kolb escribió en su libro sobre la historia de Bergen-Belsen que todos fueron asesinados en la cámara de gas.

En 1944, dos transportes más con judíos polacos en Bergen-Belsen fueron enviados a Auschwitz-Birkenau, dejando solo a unos 350 prisioneros que tenían papeles para Palestina, Estados Unidos o documentos legítimos para países sudamericanos, según Eberhard Kolb.

Para saber más:
From the ends of the Earth: The Jews in the 20Th Century, de Martin Gilbert
Bergen-Belsen: Vom Aufenthaltslager zum Konzentrationslager, 1943-1945, de Eberhard Kolb
The Vixen Who Shot A Nazi, de Cynthia Southern (gratis para Kindle en Amazon)
ati
Broadly
Kveller
The Forgotten Feminists Museum

lunes, 13 de enero de 2025

Los espías alemanes de Pearl Harbor

El espía japonés Takeo Yoshikawa no fue el único que se dedicó a espiar a la flota norteamericana en Pearl Harbor mientras Japón se preparaba para atacarla. El alemán Berard Julius Otto Kuehn, su esposa Friedel y su hija Susie Ruth también obtuvieron información que pasaron a los japoneses.

Otto Kuehn, su esposa Friedel
Kuehn, miembro del partido nacionalsocialista desde 1930, se convirtió en espía a través del ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels, que al parecer había mantenido una aventura extramatrimonial con Susie Ruth. Goebbels les pidió que ayudaran a su aliado asiático.

Tras pasar una temporada en Japón, la familia Kuehn se estableció en la capital de las Islas Hawái, Honolulu en la segunda mitad de la década de 1930. Durante su estancia en Hawái, Kuehn viajó varias veces a Japón, donde recibió importantes cantidades de dinero para financiar sus actividades de espionaje.

Sus actividades consistían, entre otras, en montar lujosas fiestas a las que asistían importantes militares norteamericanos, con quien su hija Susie Ruth flirteaba para obtener información sobre los movimientos de la flota estadounidense. Otro método que usaba Susie para conseguir información era a través de las esposas de los oficiales navales que pasaban por el salón de belleza que regentaba.

En una ocasión, Otto Kuehn vistió su hijo pequeño, de marinero, para realizar una inspección más de cerca de la flota en Pearl Harbor. De este modo hacía que todo pareciera una actividad inocente entre padre e hijo para visitar barcos de guerra. El hijo mayor, Hans Joachim, tenía solo 11 años cuando su padre lo entrenó para hacer preguntas precisas sobre los barcos y submarinos para anotar las zonas más expuestas de esos navíos.

El trabajo de Friedel era recopilar toda la información que obtenía la familia, aunque la información recibida por los japoneses no fue de gran valor.

El 25 de noviembre de 1936, Japón y Alemania habían suscrito el Pacto Antikomintern, reafirmado el 25 de noviembre de 1941, tras la Operación Barbarroja. Esta situación y el conocimiento de que eran pro-nazis hizo que la familia Kuehn llamara la atención del FBI y de los servicios de inteligencia militares.

Pocos días antes del ataque japonés a Pearl Harbor, Otto Kuehn contactó por última vez con el consulado japonés entregando una lista de navíos anclados en la base naval y en la que proponía avisar, durante el ataque, a los submarinos japoneses mediante señales luminosas desde una vivienda que poseía en la costa.

Después del ataque, los tres espías fueron detenidos y juzgados. Otto fue condenado a muerte por fusilamiento, que finalmente fue reducida a 50 años de cárcel al aportar información sobre otros espías japoneses y alemanes. Su mujer y su hija tuvieron penas más leves, pero todos fueron deportados a Alemania.

Para saber más:
FBI
Baomoi
Trivia Library
Criaimages
Star bulletin