domingo, 10 de marzo de 2024

La televisión durante el III Reich

Puede que resulte sorprendente pensar que la Segunda Guerra Mundial pudo haberse convertido en la primera guerra televisada, aunque ese dudoso honor acabaría recayendo en la de Vietnam dos décadas después. La verdad es que no estuvo tan lejos de suceder. La población alemana fue la primera en ver en la pequeña pantalla los noticiarios, ofreciendo la guerra prácticamente en directo. 

Vayamos a 1935, cuando se realizaron las primeras emisiones experimentales de televisión, aunque para la década de 1920 en Alemania ya hubo varias investigaciones al respecto y Manfred von Ardenne logró la primera transmisión de televisión totalmente electrónica con tubos de rayos catódicos en 1930. La tecnología germana había conseguido ponerse a la vanguardia creando los primeros televisores. Eran mucho más pequeños que los actuales, de forma más redondeada, estaban encajados en un mueble de madera de un metro y medio de altura y, en principio, no estaban destinados para el uso doméstico sino para su visionado público

Para estas emisiones se utilizaron algunas oficinas de correos de Berlín en las que se habilitaban una sala que permanecía en penumbra para aumentar la reducida luminosidad de la pantalla. Junto a ella se sentaba un técnico que, en el caso de que se produjeran interferencias o se perdiese la emisión, sintonizaba de nuevo el televisor. 

El auténtico bautismo de fuego de la televisión alemana fueron los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Hitler quería impresionar al mundo exhibiendo una organización del evento perfecta y uno de los elementos de propaganda que quiso potenciar fue la televisión. Para ello, se creó la retransmisión deportiva, gracias a unas innovaciones técnicas que permitieron emitir en directo una prueba con una diferencia de poco más de 1 minuto y medio. Lo que tardaba la película con la que era filmada en quedar revelada y ser emitida a los estudios centrales que reenviaba la emisión a todos los receptores. El laboratorio móvil estaba situado en el interior de unos camiones sobre los que se fijaba la cámara. Las imágenes recogidas por ella pasaban directamente al interior del camión donde se producía el revelado rápido y a través de una antena se enviaban las imágenes. Incluso llegaron a realizarse transmisiones de partidos de fútbol pero estas se llevaban a cabo con una única cámara por lo que la calidad de la emisión era muy diferente la que podemos disfrutar actualmente. Los juegos hicieron que las oficinas de correos experimentaran un aumento de telespectadores interesados en ver a través de la pequeña pantalla a los deportistas olímpicos. 

Finalizados los juegos, el interés por la televisión decayó, y en esto tenía algo que ver la escasez de recursos con los que contaban los responsables de este nuevo medio de comunicación. Por ejemplo solo disponían de un minúsculo estudio en el edificio de radio Berlín de unos dos metros cuadrados. El presentador debía aparecer en un primer plano con los rasgos acentuados por el maquillaje para aumentar el contraste. Al principio solo daba paso a reportajes o filmaciones

El tipo de programación no despertaba mucho el interés del público por lo que se comenzó a explorar la posibilidad de emitir programas en directo en el propio estudio. Para ello, era necesario contar con más medios y los responsables televisivos consiguieron un nuevo edificio de cinco plantas al que se trasladó la Deutscher Fernseh-Rundfunk. 

A pesar de este nuevo impulso al incipiente medio de comunicación, la realidad fue que los jerarcas nazis no lo apoyaron suficientemente. Se rumoreaba que el motivo era que el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels estaba descontento por la imagen que ofrecía de él la pequeña pantalla. Que no le hacía justicia y prefería la radio o el cine. Este escaso apoyo sirvió para que los dirigentes nazis no se inmiscuyeran demasiado en el funcionamiento de la televisión germana y permaneció bastante ajeno a la manipulación ideológica ejercida por el Ministerio de Propaganda. De todos modos, la programación solía incluir informaciones sobre el congreso anual del partido o entrevistas con dirigentes nazis de segunda fila, así como reportajes en los que se insistía en la pureza racial y el odio a los judíos.

En 1938, la Deutscher Fernseh-Rundfunk comenzó a adaptarse a los gustos del público para ello se inició la emisión de programas de variedades en directo que eran los que tenían más aceptación. A principios de 1939 la televisión ya estaba preparada para dar el gran salto a los hogares. Si hasta entonces había que desplazarse a una oficina de correos para poder verla, aunque algunos dirigentes nazis tenían un aparato en su casa, la técnica permitía ya la fabricación en serie de televisores y a un coste asumible por una familia de clase media. Fue la empresa Telefunken la que recibió el encargo de sacar al mercado 10.000 receptores de TV.  El objetivo era promocionar su venta en Navidad para comenzar así la definitiva expansión de la televisión. Pero, el 1 de septiembre se vino abajo este ambicioso proyecto. Empezó la guerra y esto supuso la interrupción provisional de las emisiones. Durante cinco semanas no hubo programación de ningún tipo. En octubre se reanudaron las emisiones pero los planes de popularización del medio quedaron suspendidos, sine die.

El esfuerzo de guerra obligó a poner todos los medios a disposición de las necesidades bélicas. Por lo tanto, la factoría Telefunken se tuvo que dedicar sus cadenas de producción a fabricar aparatos electrónicos vitales para las fuerzas armadas. Aun así la televisión siguió emitiendo, hasta finales de 1944, los habituales programas de entretenimiento, pero evitando cualquier referencia a la guerra. Finalmente el interés de las autoridades disminuyó aún más y pronto se llegó a ver la televisión como un pasatiempo que consumía unos recursos que podían ser de más utilidad en la guerra.

Para saber más:
Proyecto Idis
Archivos de Historia
La Vanguardia
WW2 Freak
Mubi
World War Two Film Inspector


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