domingo, 21 de septiembre de 2025

Historia de una imagen: Dos mujeres recogen los restos de un caballo muerto para comer

El asedio duró de 2 años, 4 meses y 19 días (8 de septiembre de 1941 a 27 de enero de 1944) y fue uno de los más largos y destructivos de la historia, causando una devastación considerable en la ciudad de Leningrado (ahora San Petersburgo). Se calcula que el número total de víctimas mortales durante el asedio podía alcanzar el 1.500.000, tanto civiles como militares. Solo 700.000 personas de las que quedaron dentro del cerco sobrevivieron.

Entre ellos se encontraban soldados, obreros, niños supervivientes y mujeres. De los 700.000 supervivientes, unos 300.000 eran soldados que vinieron de otras partes del país para ayudar en la ciudad sitiada. Más de un millón de niños y personas dependientes aún permanecían en la ciudad cuando se cerró el bloqueo. Muy pronto, la ración de pan tuvo que reducirse a la mitad. A mediados de noviembre de 1941, los trabajadores manuales recibían 250 gramos al día, y el resto solo la mitad. Pero el pan había sido adulterado con virutas de abedul y pino. Así que la gente debía subsistir con apenas 300 o 400 calorías cuando debían ser al menos unas 1.500 para un adulto. Durante el primer año del asedio, la ciudad sobrevivió a cinco reducciones de alimentos: dos en septiembre de 1941, una en octubre y dos en noviembre.

La última restricción supuso una reducción del consumo diario de alimentos a 250 gramos para los trabajadores manuales y a 125 gramos para el resto de los civiles. Esto llevo a actos de canibalismo tras acabar con aves, ratas y mascotas, y en noviembre de 1941 se pusieron a la venta en el mercado hamburguesas de carne humana picada. Muchos cuerpos que se llevaban a los cementerios de la ciudad llegaban sin partes del cuerpo. El racionamiento de alimentos, que se extendía hasta el límite de la hambruna, se vio aliviado por los nuevos huertos que cubrían la mayor parte del terreno abierto de la ciudad para 1942. Se intentó hacer llegar víveres a través del llamado Camino de la Vida que fue construido a través de las frágiles capas de hielo del lago Ládoga.

A pesar de los esfuerzos, cuando la ciudad fue por fin liberada en enero de 1944, más del 90% de los supervivientes habían perdido una cantidad muy importante de peso llegando a perder hasta la mitad de su masa corporal. 

Tras soportas unas condiciones tan horribles de hambre y miseria que se prologó hasta la posguerra, los rusos valoran de tal modo, algo tan simple como el pan, que no tiran a la basura ni una miga, sabiendo que este sencillo alimento salvó la vida de miles de personas.

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