domingo, 14 de noviembre de 2021

Fugarse usando juegos de mesa

¿Quién no ha jugado alguna vez a los naipes, al dominó, al Trivial o al Monopoly con los amigos o la familia?. Pues durante la Segunda Guerra Mundial estos "inofensivos" juegos sirvieron para que los soldados aliados, hechos prisioneros en los campos de concentración alemanes, pudieran fugarse.

Fugarse con juegos de mesa
Empecemos por uno de los juegos de mesa más populares de la historia y del que se han hecho numerosas versiones: el Monopoly. de este juego en 1941 se editó una versión que era un tanto especial. Utilizada por el servicio secreto británico.

En el servicio secreto británico operaba el MI9, que durante la Segunda Guerra Mundial se ocupó de ayudar a los combatientes de la resistencia en los territorios ocupados y de liberar a los soldados capturados. En 1941 dentro del MI9 se ideó un plan para hacer llegar instrucciones, dinero, pequeños objetos y, sobre todo, mapas que facilitasen la huida de los prisioneros camuflados en los juegos de Monopoly

El MI9 contactó con John Waddington Ltd., la empresa que tenía la licencia en Gran Bretaña para fabricar el juego, y les indicaron las correspondientes órdenes e instrucciones para manufacturar, en secreto, esta edición "especial". De esta edición de 1941, se fabricaron diferentes versiones. Estas estaban adaptadas a las diferentes zonas de Europa a la que se iban a enviar. 

Fugarse con juegos de mesa
Cada uno de estos Monopoly era un completo kit de fuga, incluía un mapa de la zona confeccionado en seda y tinta especial, ya que el papel se podía deteriorar si se mojaba; dinero de curso legal del país correspondiente, instrucciones y contactos de la resistencia y pequeñas herramientas, como limas o brújulas, camufladas en las fichas metálicas. También se marcó el tablero para avisar de que era la edición especial con un punto rojo en la casilla de aparcamiento gratuito. 

Es imposible saber cuántos, de los más de 35.000 prisioneros de guerra que lograron escapar, lo hizo gracias a esta edición del Monopoly porque el servicio secreto obligó a mantener el plan en completo secreto para no comprometer a la Cruz Roja y poder seguir utilizándolo en posteriores ocasiones. Tras la guerra muchos de los mapas se utilizaron para confeccionar vestidos de mujer. Algunos de ellos se pueden ver en diversos museos de moda. 

Posiblemente el juego más popular entre la tropa fueron los naipes. Al igual que con el Monopoly los servicios de inteligencia de estadounidense y británico supieron ver la oportunidad de utilizar las barajas de cartas para ayudar a escapar a sus soldados. Para ello recurrieron al fabricante de barajas Bicycle para esconder mapas dentro de las cartas.

Fugarse con juegos de mesa

Bicycle ideó una baraja muy especial. Las cartas estaban formadas por dos capas de cartulina entre las que se encontraba una porción de un mapa. Las dos capas se hallaban pegadas por una cola soluble al agua. De este modo al mojar ligeramente los naipes estos se podían "pelar" y obtener el mapa de su interior mientras el naipe se podía volver a utilizar sin despertar las sospechas de los guardias. Al reunir los 52 naipes se obtenía un mapa completo de la zona en el que se incluían rutas de escape, caminos poco transitados y lugares para esconderse camino de la frontera a un país neutral. Los cuatro ases contenían un mapa a pequeña escala de Europa y el Joker tenía la llave o leyenda del mapa.

Se desconoce el número total de fugados con este sistema, pero si se sabe que 32 prisioneros pudieron escapar del Castillo de Colditz, desde el que se planeo una de las fugas más impresionantes de la Segunda Guerra Mundial, aunque nunca se llegó a realizar.

Fugarse con juegos de mesa
Además de estos juegos tan populares, también se utilizaron, tableros de serpientes y escaleras, juegos de ajedrez, cubiletes y dados. El interior de tableros de Cribbage se utilizó para esconder partes de aparatos de radio. 

Esto no se podría haber hecho sin la inocente colaboración de la Cruz Roja Internacional, que desconocía por completo lo peculiar de estos juegos de mesa. La Convención de Ginebra permitía a los prisioneros de guerra recibir paquetes siempre que fuesen entregados por la Cruz Roja, pero esta no podía intervenir en las fugas ya que los nazis podían tomar represalias, como restringir los envíos de paquetes o medicamentos así que los servicios secretos crearon organizaciones benéficas ficticias. Tanto el Monopoly, los naipes y el resto de juegos de mesa, se mantuvieron en secreto durante años, incluso después de acabada la guerra ya que con su envío habían violado la Convención de Ginebra, al introducirlas clandestinamente en los paquetes de la Cruz Roja.

Igualmente se utilizaron otros sistemas, como lápices que parecen perfectamente normales y utilizables, pero que contenían un mapa de seda o tejido enrollado muy apretado en su interior y una brújula en miniatura bajo la goma situada en la parte superior. Los lápices se distinguían por estar pintados de verde oscuro (los lápices de guerra no estaban pintados) y el número estampado en el lápiz indicaba qué mapa contenía. Hay muchos más, como cajas de galletas, botones, discos de gramófono, etc. 

Para saber más:
Great Escapes: The Story of MI9’s Second World War Escape and Evasion Maps, de Barbara Bond 
Los Animales y la Guerra, de Gonzalo Lorén Garay 
Hubpages

4 comentarios:

  1. Cuando estaba en el colegio tenía varios amigos con los que me pasaba jugando a la Fuga de Colditz. Que recuerdos
    Muchas gracias por compartir.

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    1. Gracias a ti por pasar por El Cajón de Grisom.
      Yo tambien ha pasado muy buenos ratos jugando a La Fuga de Colditz.

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