domingo, 12 de enero de 2020

El mayor intento de fuga de la Segunda Guerra Mundial

La fuga más conocida de la Segunda Guerra Mundial lo es gracias al cine por la película de John Sturges, La Gran Evasión, pero hubo otra menos conocida y en la que escaparon 132 prisioneros franceses.

En junio de 1940 las tropas alemanas conquistaron Francia y unos dos millones de soldados franceses y británicos de las Expeditionary Force son hechos prisioneros. 5.000 oficiales franceses fueron trasladados en vagones para ganado al Oflag (Offizierlager) XVII-A situado en el noreste de Austria donde los prisioneros sufren hacinamiento, racionamiento y mucho frío.

En el Oflag XVII-A los prisioneros pasaban el tiempo ofreciendo espectáculos de cabaret y haciendo gimnasia, puede que para mantener alta la moral. Pero era todo una tapadera para el intento de fuga más grande llevado a cabo por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Y esto no es lo más extraordinario.
Los soldados del ejército francés no solo organizaron esta extraordinaria fuga, sino que además en el más absoluto secreto filmaron su huida. El riesgo de ser fusilado por ello lo asumió Marcel Corre, un apasionado de la fotografía, que prometió documentar en secreto el intento de fuga.
¿Una genialidad o una locura? Para poder filmar sin ser descubierto utilizó un diccionario Larousse y cortando sus páginas hizo un hueco para su cámara fabricada con madera y diversas piezas y modificó el lomo del libro para poder filmar y tapar el objetivo si fuese necesario. Filmó el interior del campo en las narices de los alemanes que los custodiaban.

Conseguir material y esconderlo de la vista de los guardias tambien era tremendamente arriesgado. Entre los pocos privilegios que tenían era recibir paquetes de sus familias, pero estos eran revisados al llegar al campo, así que idearon un sistema. Cuando los prisioneros encargados del correo veían un paquete con unas marcas especiales lo lanzaban por la ventana del barracón mientras distraían a los guardias, así el paquete no pasaba los controles. De este modo entraba todo tipo de contrabando, incluidos los 14 rollos de película de 8mm que usó Marcel Corre y otras cámaras para hacer las fotos con las que falsificaban los documentos personales falsos, como haría Francisco Boix, en Mauthausen.

El camino de huida fue un túnel de unos 90 metros que terminaba más allá de la alambrada del campo. Para realizar el túnel aprovecharon que tras las protestas de la Cruz Roja Internacional de que el campamento carecía de protección contra los ataques aéreos, a los prisioneros se les dieron palas y carretillas para excavar zanjas. Algunas lograron escamotearlas.

Tras el teatro al aire libre, llamado Théâtre de la Verdure, (porque se les dejó decorarlo con ramas y vegetación) y oculto parcialmente la vista de los guardias comenzaron el túnel. Cuando llevaban unos 10 metros de túnel se toparon con roca de granito. Cada golpe con los picos podía ser oído por los guardias y para eso el teatro les vino perfecto, así que incrementaron los ensayos y las actuaciones.

Tras casi cuatro meses cavando el 14 de septiembre de 1943 terminaron el túnel y el 17 un grupo de prisioneros empezaron a introducirse en el túnel mientras Marcel Corre los filmaba. Al caer la noche el grupo comenzó a escapar, haciéndose pasar por trabajadores civiles franceses, ya que por entonces había muchos en el III Reich. De casualidad (los vigilantes se alertaron por una pareja de enamorados del pueblo cercano), los alemanes no detectaron la fuga, así que la noche siguiente noche escapó otro grupo. En total lograron salir 132 hombres antes de que los alemanes descubrieran el túnel.

En menos de una semana 126 fueron capturados y solo dos llegaron a Francia. Uno de ellos lo hizo a través de Turquía y el norte de África y participó en la liberación de su país. Seis meses después se llevó a cabo la fuga de soldados aliados del Stalag Luft III que hizo famosa el cine. Pero la de los 132 hombres del Oflag XVII-A fue inmortalizada por Marcel Corre en Sous le Manteau (Bajo el Abrigo), un documento excepcional que muestra cómo era la vida en los campos de prisioneros dirigidos por los nazis, tan profesional que al verlo por primera vez parece una reconstrucción de posguerra, pero es totalmente real.


Para saber más:
Ils l'ont fait!, de Jean-Claude Lerroux
Warfare History Network
cnet
The History Reader
BBC
Le Monde

4 comentarios:

  1. ¡Me ha encantado! Un artículo muy interesante.

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    1. Muchas gracias. Espero que sigas disfrutando del blog y de las historias de la SGM.

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  2. Creo, creo que ocurrió algo parecido en el campo de treblinka, donde los pricioneros se levantaron y pudieron escapar

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    1. Es cierto. En Sobibor sucedió algo parecido. Lo que a este tambien lo hace especial es el hecho de que los presos se organizaran para filmar el interior del campo.
      Gracias por pasar y por comentar.

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