domingo, 17 de octubre de 2021

Historia de una imagen: Czesława Kwoka, prisionero número 26947

Para los nazis tan solo era el prisionero número 26947, pero su nombre era Czesława Kwoka. Czesława nació en Wólka Złojecka, un pequeño pueblo en Polonia, de madre católica y padre judío. Junto con su madre (prisionero número 26946), Czesława Kwoka fue deportada desde Zamość, Polonia, al campo de concentración de Auschwitz, el 13 de diciembre de 1942.

El 12 de marzo de 1943, menos de un mes después de la muerte de su madre, Czesława murió con tan solo 14 años. Las circunstancias de su muerte no están claras, aunque se cree que fue asesinada con una inyección de fenol en el corazón. Czesława Kwoka fue una de los aproximadamente 230.000 niños y jóvenes víctimas menores de 18 años que fueron deportados a Auschwitz-Birkenau entre 1940 y 1945.

Poco después de su llegada a Auschwitz fue fotografiada para los registros del campo de concentración. Como ella, se identificaron entre 40.000 y 50.000 sujetos con estas "fotos de identidad" tomadas bajo coacción en Auschwitz-Birkenau por el joven polaco Wilhelm Brasse (prisionero número 3444). en tres poses: de frente con la cabeza tapada y destapada y la tercera de lado con el número que le era asignado. En su uniforme a rayas lleva su número de identificación y un triángulo invertido de color rojo, que la identifica dentro del grupo de los politische gefangene (presos políticos) por el hecho de ser católica.                           

Formado como fotógrafo de retratos en el estudio de su tía antes de la Segunda Guerra Mundial, Brasse y otros prisioneros habían recibido la orden de fotografiar a los reclusos por parte de las SS. Si se negaban a cumplir esa tares era muy probable que se enfrentaran a la muerte inminente.

prisionero número 26947
Entre las decenas de miles de personas que fotografió, Brasse recordaba a Czeslawa Kwoka en el documental de 2005 "El fotógrafo de Auschwitz", de Irek Dobrowolski:
Era tan joven y tan niña. Estaba tan aterrorizada. La niña no entendía por qué estaba allí... A veces los números se decían en alemán. No podía entender lo que le estaban diciendo, así que aquella kapo cogió un palo y le golpeó en la cara. Aquella alemana descargaba su ira sobre la chica. Una cría tan hermosa, tan inocente... Lloró, pero no podía hacer nada. Sentí que me había golpeado a mi mismo, pero no pude interferir. Hubiera sido una interferencia fatal. No podías decir nada.
Czeslawa secó sus lágrimas y la sangre bajo su labio, que se puede apreciar perfectamente en la fotografía, y posó para Brasse.


Ante la proximidad de las tropas aliadas al campo se le ordenó destruir todas las fotografías y sus negativos pero Brasse, con la ayuda de otro preso, Bronislaw Jureczek, que se ocupaba del revelado, logró ocultar cientos de ellas, al igual que hizo el también fotógrafo Francesc Boix ayudado por sus compañeros en el campo de Mauthausen.

Tales actos de coraje como los de Brasse y sus colegas permitieron que muchos, como Czesława Kwoka, no fueran olvidados y tratados como meras estadísticas burocráticas, sino que fueran recordados como lo que son: seres humanos.
Las fotos de Czesława Kwoka, así como las de otros cientos de prisioneros se encuentran en el bloque 6 del Museo de Auschwitz-Birkenau.

Para saber más:
El País
Vivir Diario
Hombre que pelea de tejado
Poland Current Events
Vanilla Magazine
Find a Grave

3 comentarios:

  1. Creí entender que las Kapo o los kapo eran judios..prisioneros no alemanas/es.!!!

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  2. Con solo ver el rostro horrorizado y sin entender el porque estaba en esa situación,esta pobre niña,sufrió la injusticia y locura desatada por enajenados apetentes de poder y placer por ver a sus victimas sufrir...¡PAZ,PEQUEÑA,!!! ojala,si existiera la reencarnación,puedas hacerlo,y vivir todo lo que te cercenaron.

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