domingo, 30 de mayo de 2021

Zanahorias y radares

Seguro que la mayoría hemos oído decir a nuestras madres que las zanahorias son buenas para la vista. En esa afirmación hay un poco de verdad ya que las zanahorias son ricas en betacaroteno, lo que le da su color naranja, y que es el precursor de la vitamina A, esencial para la salud de los ojos. Si bien es cierto que las personas que sufren grave escasez de la vitamina A, conocida también como retinol, pueden padecer ceguera nocturna, la vitamina A está presente en otros alimentos y en mayor cantidad que en las zanahorias. Por ejemplo en las coles, las espinacas e incluso en el hígado.

Zanahorias y radares
Las zanahorias te mantienen sano
y te ayudan a ver en los apagones
Y el mito de la zanahoria y la vista, ¿de dónde viene?

Su origen es la propaganda británica durante la Segunda Guerra Mundial que aprovechó que se había descubierto recientemente que la falta de vitamina A provocaba la ceguera nocturna

Durante la Batalla de Inglaterra los pilotos de la RAF llegaron a interceptar a los bombarderos alemanes incluso antes de que llegaran a las costas de Gran Bretaña, por eso el Gobierno británico lo justificó con el alto consumo de zanahorias en la dieta de sus pilotos. En la propaganda se usó al as del aire John "Cat eyes" Cunningham que logró 20 derribos enemigos en combates nocturnos atribuyendo su pericia al consumo de zanahorias. Los descubrimientos sobre la vitamina A lo hacía plausible, pero parece ser que los alemanes no se tragaron el engaño

La realidad es mucho más sofisticada. Las zanahorias eran una cortina de humo para tapar el uso del RDF (Radio Direction Finding) que es como se conocía por entonces al Radar, un invento de los físicos Robert Watson-Watt y Arnold Wilkins que trabajaban en una especie de "Rayo de la Muerte" para derribar los aviones enemigos provocando fiebre alta en el piloto. Los germanos llevaban desarrollando un sistema de detección desde 1934 pero no era tan desarrollado como el británico.

Zanahorias y radares
Las victorias de los pilotos de la RAF en los raids nocturnos alemanes se debían al uso de un radar de interceptación aerotransportado Mk IV. Montados inicialmente en los bombarderos ligeros Bristol Blenheim, demasiado lentos para interceptar a los aviones alemanes, se instalaron en los más potentes y fuertemente armados Bristol Beaufighter. Los pilotos británicos llamaron al radar Mk IV "cajas mágicas".

Los radares instalados en los Beaufighters constaban de receptor, transmisor, panel de control, modulador, unidad indicadora y un sistema de antenas instaladas en el morro y en las alas. El sistema tenía un alcance máximo efectivo de cuatro millas (6437,38 metros) y mínimo de 400 pies (122 metros) a una altitud superior a los 1000 pies (304 metros). Aunque no eran excesivamente precisos con la práctica de los operadores lograban posicionar a los Beaufighters a unos 1500 metros de los bombarderos alemanes.

Otra razón de la efectividad de los pilotos británicos era la táctica de aproximarse por detrás y a distinta altura para evitar la estela del bombardero enemigo.

La propaganda no consiguió engañar a los alemanes pero si que caló entre los británicos. El consumo de zanahorias aumentó exponencialmente y nacieron un buen número de recetas con la zanahoria como ingrediente principal incluidos en numerosos libros de recetas. Las autoridades elaboraron campañas informativas sobre los beneficios de esta hortaliza frente a otros alimentos mucho más escasos debido al racionamiento, entre los que destacaban los carteles del Doctor Carrot, con gafas y que portaba un maletín con la inscripción "VIT-A" y Potato Pete, que hasta tuvieron una canción. 

Otra de las medidas tomadas por el gobierno británico fue potenciar la instalación de huertos en los jardines para producir frutas y verduras. Un plato muy popular era el Woolton Pie, por el ministro de Alimentación británico, lord Woolton y en el que la zanahoria era un ingrediente destacado.

Aunque el aumento del consumo de zanahorias, en algunos casos llegaban a consumir de dos a tres kilos semanales, no mejoró la vista de los británicos, pero seguro que mejoró el aporte de vitaminas vegetales que mejoraban significativamente su salud en tiempos de escasez y racionamiento.

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