domingo, 18 de mayo de 2025

La Casa Winter

En un impresionante valle que desemboca en la costa de barlovento, en el sur de la isla canaria de Fuerteventura, se encuentra una edificación que destaca por estar totalmente fuera de lugar. Es la  Casa Winter. 

La Casa Winter
La zona es un paraje azotado por los vientos del norte y al que solo se podía acceder por los pedregosos caminos del barranco del Ciervo a lomos de burros o camellos, aunque en la actualidad se puede llegar por angostas pistas de tierra bordeando barrancos y acantilados. La mansión fue mandada construir por el alemán Gustav Winter y en ella destaca una torre con varias ventanas que permiten observar todo a su alrededor. En su interior hay un patio al que dan varias estancias distribuidas en dos plantas. La más destacable es el gran salón con vista al océano. Todo el que se acerca al Parque Natural de Jandía desde el mirador de Cofete se queda impresionado al ver la Casa Winter, pero lo más misterioso es su historia.

La Casa Winter
La pista que llega a Cofete y Villa Winter
Existen dos versiones sobre el origen y el uso de esta gran casa. Una de ellas, y la más plausible, afirma que tan solo se construyó como uso vacacional en 1946/47, pero su actual habitante, Pedro Fumero, afirma que esto no es así. Según su testimonio, la construcción se encuentra sobre unas grutas naturales sumergidas que llegan hasta el mar, lo que permitiría que pudiesen llegar submarinos hasta la casa para abastecerse y ocultarse accediendo a través de unas escaleras al sótano. Bien es cierto que eso no se ha demostrado y las aguas de esa zona son de escasa profundidad. Además, no hay constancia de abastecimiento de submarinos alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial, en Fuerteventura.  

La Casa Winter
Hay relatos de lugareños de la cercana aldea de Cofete que además era un sitio en el que se hacían interminables fiestas con música, alcohol y prostitutas en las que se divertían militares alemanes y que en el gran salón de la casa se encontraba un retrato de Hitler. Fumero empezó una investigación a principios de la década de los 2000 y cuenta que descubrió salas secretas a las que se accedía por pequeñas puertas, un búnker en el sótano y pasillos de aspecto siniestro que quedaron tapiados por algún motivo, además de una cocina con un diseño que recuerda a un laboratorio. En los exteriores hay restos de un gran generador eléctrico y en las proximidades lo que dice que fueron pistas de aterrizaje. Todos estos detalles hacen pensar que la Casa Winter no tuvo precisamente un típico uso vacacional.

La Casa Winter
Una construcción tan fuera de lugar, en un paraje tan desolador, la época en que se empezó a construir, además del origen alemán de su promotor, no han hecho más que fomentar la leyenda de un lugar tan singular. La verdad es que todo lo que huele a nazis resulta muy atractivo y posiblemente uno de los que enriquecieron la leyenda fuera Alberto Vázquez-Figueroa con su novela Fuerteventura.

Gustav Winter fue un hombre peculiar que durante la Primera Guerra Mundial fue prisionero de guerra y además de trabajar en varios lugares, se dedicó a la exportación de productos alemanes y construyó la central eléctrica de Las Palmas de Gran Canaria. Para mediados de la década de 1930 se convirtió en propietario de toda la península de Jandía y en 1939 empezaron los paso para construir la mansión. Hasta 1944, Winter estuvo a caballo entre Fuerteventura, la Bélgica y Francia ocupadas, obteniendo pingues beneficios en sus negocios. Pero como le pasó a Alemania, lo perdió casi todo y tuvo que escapar a España, en donde conocería a su segunda esposa y se trasladarían definitivamente a Fuerteventura. Según el mito, ordenó vallar con alambre la península y controlar el acceso con guardias armados, aunque en realidad la valla solo sirvió para controlar el ganado y no hay pruebas del control armado. Winter no llegó a vivir en la casa y en 1958 intentó venderla o arrendarla. Los primeros que habitaron la vivienda llegaron en 1965: fueron la familia Pérez Acosta que se encargaban de cuidarla, pero solo estuvieron unos tres años.

Para saber más:
Casa Winter Cofete
Casa Winter
Fuerteventura, de Alberto Vázquez-Figueroa 
Diario de Fuerteventura
Majorero
Mi pueblo

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