domingo, 29 de abril de 2012

El drama del USS Indianápolis

A la medianoche del 30 de julio de 1945, un submarino perteneciente a la Armada Imperial Japonesa disparó dos torpedos contra el barco perteneciente a la Armada Norteamericana USS Indianápolis que se hundió en doce minutos en el Mar de Filipinas.


De las 1196 personas a bordo, unas 300 se hundieron con el buque y las restantes 900 cayeron al mar sin botes salvavidas, sin chaleco ni comida ni agua. Lo que muchos de esos marineros no sabían era que no se había notificado al Comando en Jefe del Pacífico acerca del hundimiento ni se lo notificaría nunca en razón a la misión que acababa de cumplir el Indianapolis.

El barco acababa de llevar a Guam una carga clave que cambiaría el curso de la guerra: uranio enriquecido necesario para la fabricación de las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre las poblaciones japonesas de Hiroyima y Nagasaki.

El submarino japonés que hundió el Indianápolis
Al amanecer del primer día los tiburones aparecieron. Tan solo unos pocos tiburones tigre que comenzaron a rodear a los náufragos que se congregaron en grupos que nadaban unidos confiando a que esta actitud alejara a los tiburones. A media tarde cientos de escualos infestaban las aguas. Los marineros, cada vez que uno de los tiburones tigre comenzaba el ritual del círculo comenzaban a patalear y a gritar esperando asustar a los tiburones ya que a veces se alejaban con eso. A veces no se alejaban. Al tercer día la situación se complicó aún más pues, además de aumentar el número de tiburones tigre, algunos náufragos comenzaron a tomar agua salada. Esta ingestión produjo en ellos vívidas alucinaciones lo que provocó que decenas de marineros se alejaran de los grupos para ahogarse y ser devorados por los tiburones.



A las once de la mañana del cuarto día, el piloto Wilbur Gwinn al mando de un bombardero PV-1 Ventura descubrió a los náufragos en forma accidental en una patrulla en búsqueda de submarinos. Aviso a su base en Peleiu con el siguiente radiomensaje: ¡Muchos hombres en el agua! dando la posición de los náufragos!.

La base envió un PBY Catalina para investigar la situación y solicitó al destructor USS Doyle que acudiera al lugar. El capitán del USS Doyle decidió dirigirse hacia allí sin esperar la autorización correspondiente. Mientras esperaban la tripulación del PBY descubrieron una escena estremecedora: por todos lados los náufragos estaban siendo atacados por tiburones y las muertes se daban minuto a minuto.


La tripulación del Catalina comenzó a arrojar botes salvavidas, pertrechos y alimentos. Ante esta situación, desobedeciendo expresas órdenes sobre no amerizar, el piloto descendió en las aguas y comenzó el rescate de los náufragos que estaban separados del grupo los cuales tenían mas posibilidades de ser atacados por tiburones. En ese momento se dio cuenta de que los náufragos eran tripulantes del USS Indianápolis.


Al anochecer, el piloto del Catalina seguía rescatando náufragos. Una vez llena la capacidad del avión comenzó a atar otros a las alas del aeroplano con cordel de paracaídas mientras seguían esperando el rescate. La tripulación del avión pudieron salvar a 56 hombres ese día. En plena oscuridad llegó el USS Doyle.

Despreciando su propia seguridad el capitán del USS Doyle mandó a encender los focos para que los náufragos se guiarán hacia el barco. Al día siguiente durante la mañana finalizó el rescate. Novecientos hombres cayeron al agua pero tan solo trescientos dieciséis fueron rescatados y trasladados a la isla de Guam.


Para saber más:
Wikipedia
La Reserva
NHHC
USS Indianapolis

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