domingo, 21 de mayo de 2023

El amor de Hitler por los perros

Adolf Hitler es un personaje tan conocido como controvertido. Un hombre que menospreciaba la vida de quienes consideraba untermenschen (subhumanos) y no dudaba en enviarlos a la muerte, pero que mostraba un profundo afecto por los perros que le acompañaron a lo largo de su vida. Esta peculiaridad fue aprovechada por la propaganda para mostrarle como una persona cariñosa del mismo modo que hicieron con las imágenes con niños.

El amor de Hitler por los perros
No se sabe a ciencia cierta si tuvo algún can en su infancia o juventud pero en la Gran Guerra, donde luchó como soldado, adoptó un perro callejero al que llamó Fuchsl (Zorrito) cuando lo encontró vagando por Ypres. Hitler, se dedicó a su cuidado en el tiempo libre de que disponía. Pero su amigo canino se perdió en una estación de ferrocarril y acusó a sus compañeros de habérselo robado.

Durante la dura vida de la posguerra Hitler tuvo un nuevo amigo perruno, Prinz (Príncipe), un pastor alemán. La situación económica del futuro Führer era tan precaria que tuvo que encontrarle un nuevo hogar. Al parecer, Prinz se escapó y dio de nuevo con su antiguo amo. Esa muestra de lealtad impresionó de tal modo a Hitler que hizo que esa raza alemana fuera su preferida. Para Hitler, la lealtad y la obediencia de los pastores alemanes encarnaba el ideal de devoción al Reich y como era una raza  “pura” por ser tan semejante con sus ancestros los lobos y, sobre todo, por ser una raza alemana los convertía en un claro ejemplo de las ideas raciales nazis.

El amor de Hitler por los perros
Después de su leal Prinz tuvo otros tres perros: un ovejero alemán llamado Muckl y dos perras pastor alemán (madre e hija) llamadas Blonda. La cuarta en llegar fue una hembra, también pastor alemán, regalada por Martin Bormann, su secretario personal. Blondi (Rubia). Llegó en 1941 siendo tan solo una cachorra. Hitler amaba a Blondi, más que a su amante Eva Braun, que según se cuenta odiaba a Blondi, a la que a la que golpeaba si tenía la ocasión. Le dejaba dormir en su cama y le gustaba mostrar a quien le visitaba los trucos que hacía la perra,  que le había enseñado Fritz Tornow, el Feldwebel que adiestraba a los perros del Führer. También adquirió otra pastor alemán que hiciera compañía a Blondi llamada Bella. Eva Braun, prefería a Negus y Stasi sus dos perros terriers escoceses.

Blondi fue su fiel compañera hasta el último momento. Hasta los últimos días en el búnker de Berlín y en donde ambos terminaron muriendo. Como posteriormente hizo consigo mismo, Hitler prefirió quitarle la vida antes de permitir que cayera en manos de los soviéticos. Le dieron a ingerir una cápsula de cianuro de las preparadas para el Führer. Sus cachorros corrieron igual suerte, fueron sacrificados a tiros por su cuidador. 

Para saber más:
National Geographic
Wikipedia
El Correo
Ciencia Histórica
ABC
Estudio de Hitler

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