viernes, 20 de mayo de 2011

La Lancha Torpedera PT-109

La PT-109 de la Armada de los Estados Unidos fue una lancha torpedera, su último comandante fue el teniente John F. Kennedy en el Océano Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.


A la PT-109 junto con 14 lanchas torpederas más se les ordenó patrullar la zona de las Islas Salomón para atacar al convoy llamado Tokyo Express; alrededor de las 2:00 AM del 2 de agosto de 1943 la PT-109 fue literalmente arrollada por el destructor japonés Amagiri que regresaba de Rabaul a toda máquina a unos 23 nudos, el impacto los tomó por sorpresa en una noche sin Luna.

Después de la brutal colisión la PT-109 quedó partida a la mitad, dos marinos murieron en el acto y dos más estaban gravemente lesionados. La PT-162 y la PT-169 lanzaron sus torpedos al navío japonés sin éxito y regresaron a su base.


Los restantes 11 náufragos lograron llegar a la isla Plum Pudding (Isla Kennedy). Tuvieron que nadar cuatro horas para recorrer 3,5 millas. Kennedy pudo haber llegado sin dificultad ya que fue miembro del equipo de natación de la Universidad de Harvard, pero se mantuvo ayudando a los heridos. La isla tenía un diámetro de apenas unos 90 metros.

La tripulación tuvo que esconderse del tráfico de barcos japoneses. Kennedy nadó cerca de 4 kilómetros más a las islas de Naru y Olasana en busca de ayuda y comida. Posteriormente, condujo a sus hombres a Olasana donde había cocoteros y agua.

Bandera original de la PT-109 (Museo Kennedy)
La tripulación sobrevivió 6 días a base de cocos hasta que fueron encontrados por los isleños, pero como no cabían en el cayuco y debido a la barrera del lenguaje Gasa sugirió a Kennedy que escribiera un mensaje en un coco para ser llevado con mucho riesgo por los nativos melanesios, que tuvieron que remar en sus cayucos unos 56 kilómetros (35 millas náuticas), hasta la base de Rendova para posteriormente ser rescatados por la PT-157.

Kennedy fue condecorado con la Medalla de la Armada y del Cuerpo de Marines por contribuir a salvar a su tripulación después del hundimiento de la PT-109 le dieron estatus de "héroe de guerra" y facilitó su carrera política. También pudo contribuir a sus problemas de espalda que lo aquejaron el resto de su vida.


Aunque en términos militares la acción fue insignificante en daños al enemigo, la lancha torpedera y su incidente fueron extremadamente bien documentados y publicitados. Se convirtió en un fenómeno cultural que inspiró muchos libros, películas, objetos coleccionables y juguetes más allá de su história. El interés se incrementó durante la elección presidencial de JFK y ha continuado en el siglo XXI con el descubrimiento de la PT-109 hundida por el Dr. Robert Ballard en mayo del 2002.

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