Un grupo de soldados de origen japonés destinados en las islas Hawáii fueron traslados a la isla del Gato, en el Golfo de México, para comenzar un entrenamiento secreto en un campamento del cuerpo de perros del ejército estadounidenses.El plan era entrenar perros para que atacaran a los japoneses; ya que, según una opinión racista, se podía entrenar a los perros para que atacasen solo a los japoneses, debido a que tenían un olor específico que los perros podían reconocer.
Se estimó que se podrían adiestrar a unos 30.000 perros para poder realizar la invasión de Japón. Usando a los soldados de origen japonés como una especie de cebo, procedieron a elevar los niveles de agresividad de los perros vistiendo a las tropas con uniformes japoneses y obligándoles a golpear salvajemente a los animales.
Tras tres meses de entrenamiento se realizó una demostración de los progresos ante los altos mandos y los perros fueron incapaces de distinguir a los soldados de origen japonés del resto. Después de un segundo intento, que también fracasó se cerró programa en febrero de 1943.Los marines utilizaron perros como centinelas, mensajeros y exploradores. Los perros exploraron cuevas, minas, búnkers y trampas en las islas del Pacífico.
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RT
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