lunes, 30 de diciembre de 2013

El marchante de Hitler

Finalizando la Segunda Guerra Mundial, los "Monument Men" llegaron a Aschbach, en la Alta Franconia hallaron en su castillo un almacén repleto de obras de arte recopiladas por Karl Haberstock y Hildebrand Gurlitt, marchante y coleccionista de arte, que habían vivido durante meses en el castillo.

Un monument man anotó en el informe:
Además, en el castillo se descubrieron habitaciones que contenían cuadros, tapices, esculturas, mobiliario de valor y documentos pertenecientes a dos conocidos marchantes de arte alemanes.
Eran las colecciones de Karl Haberstock y de Hildebrand Gurlitt, propietario ilícito de un sensacional tesoro de 1.400 obras descubierto en Múnich en poder de su hijo, Cornelius. Un grupo de trabajo del Gobierno alemán está investigando la historia de las obras.

Karl Haberstock
En el informe de los Monument Men decía de Haberstock:
Es el coleccionista de arte más célebre de Europa. Era el marchante privado de Hitler, y durante años se adueñó de tesoros artísticos en Francia, Holanda, Bélgica, e incluso en Suiza e Italia, utilizando métodos ilegales, sin escrúpulos y hasta brutales.
Sobre Gurlitt decía:
Es un coleccionista de Hamburgo con conexiones con las altas esferas nazis. Actuaba en nombre de otros altos cargos nazis y realizó muchos viajes a Francia, de donde se llevó a su país colecciones de arte. Hay razones para pensar que esas colecciones privadas estaban formadas por obras expoliadas de otros países. Gurlitt era uno de los marchantes de arte que trabajaban para el Führer.
Hildebrand Gurlitt
Haberstock fue detenido en 1945 y trasladado a Altaussee, en Austria, cerca de una mina de sal llena de obras de arte, para ser interrogado junto a otros delincuentes relacionados con el robo de arte. En los interrogatorios, Haberstock dijo habían subestimado el papel de Gurlitt durante el III Reich, que se hizo pasar por victima de los nazis, por ser mestizo, al tener ascendencia judía por parte de su abuela

En su interrogatorio, Gurlitt afirmó que tuvo que elegir entre la guerra y el trabajo para los museos y que nunca compró una pintura que no le ofreciesen voluntariamente.

Los nazis compraron y robaron obras de arte para llenar tres pinacotecas en la ciudad de Linz, el colosal museo de Hitler. Desde 1943, Gurlitt trabajó para Hitler a través de Hemann Voss, que estaba al frente del programa de "adquisición" y hacía de intermediario. También compró arte para otros museos alemanes y colecciones privadas.

Para saber más:
El País
Fold3
ABC

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